domingo, 15 de abril de 2018

LOS CÁTAROS. HISTORIA Y LEYENDA DE UNA COMUNIDAD MALDITA (III)

LOS CÁTAROS. HISTORIA Y LEYENDA DE UNA COMUNIDAD MALDITA (III)


TEMPLARIOS Y CATAROS
LA CONEXION
¿ ENEMIGOS O CÓMPLICES ?
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El papel que desempeñó la Orden del Temple durante la feroz represión contra los cátaros –en el contexto de la denominada cruzada albigense– sigue siendo causa de debate. Como también lo es la posibilidad de que al menos una élite templaria resultase contaminada por aquélla o cualquier otra corriente igualmente herética. En la siguiente entrevista, Gabriele Petromilli, doctor en Filosofía e historiador de los templarios y del esoterismo, reflexiona acerca de estas fascinantes cuestiones, claves para comprender uno de los conflictos más oscuros y polémicos de la Europa del siglo XIII.
Pese a que esta idea tiene escaso fundamento documental, la pista principal sobre una «conexión oculta» entre cátaros y templarios es el Parsifal de Wolfram von Eschembach, el tercer gran romance que dio a conocer el mito del Grial, basado en la transmisión de una iniciación espiritual y caballeresca. En él explica que «valientes caballeros tienen su morada en Montsalvatge, donde se guarda el Grial: son los Templeise».
Hipótesis : el Grial no era un objeto físico y, si la teoría del “descendiente de Jesús” es válida (y yo creo que sí) es también más que eso: un “corpus” de Conocimientos que definen un Cristianismo Primitivo a años luz de lo que la Historia nos trajo al presente como tal. Un Cristianismo heredero de los cultos a la Madre Tierra pretéritos, pacifista, matriarcal, de costumbres absolutamente austeras y quizás vegetariano en sus hábitos, con fuertes influencias orientales. Ese “culto matriarcal” era mucho más que una simple creencia: guardaba resabios de un Conocimiento perdido de naturaleza tecnológica a la vez que espiritual, evidenciado, por ejemplo, en el conocimiento y empleo de las líneas y puntos de fuerte energía telúrica.

Este Grial habría pasado por las manos de los primeros cristianos hasta la de los Cátaros (una formal desagradable aunque impuesta por la costumbre de llamarles: el término no era con el que se definían a sí mismos –sólo se llamaban “buenos cristianos”- sino en realidad como los llamaban sus enemigos (los que terminaron, a fin de cuentas, escribiendo la “historia oficial”) por propalar el infundio que en sus prácticas rozaban el satanismo y la perversión, por ejemplo, besando el ano de gatos negros (la partícula “cat” en el mote denota ese origen).
La propuesta era sencilla: vida comunitaria, cooperativismo sin presiones. Conductas austeras, comidas frugales y, ya dijimos, vegetarianas (que los primeros cristianos se alimentaran sin duda de pescado no invalida esta observación. La carne de res era muy cara y, de hecho, muchos de ellos pescadores: pero las creencias de la época no consideraban a los peces como pertenecientes al reino animal ya que ser suponía que aparecían por generación espontánea de la acción de los rayos solares en el agua ) . Desarrollando así, entre otros “dones” energías curativas que tenían la obligación de dispensar gratuita y solidariamente a amigos y enemigos. Un Grial, un Saber, que permitía manipular la Realidad. Al caer bajo la violencia de la “Cruzada Albigense” que los exterminó, alcanzaron a compartir su Conocimiento con los Templarios y es muy posible que ello haya sido la causa fundamental a su vez de la desgracia de éstos menos de un siglo después…
Mirando en retrospectiva, uno (yo) experimenta la satisfacción (absolutamente personal pero, sepan disculparme, es lo primero que me anima en estos viajes) de creer haber encontrado algunas respuestas y como gusto decir, aprendido a formular mejores preguntas. Un Camino que enriquece, qué duda cabe, pero que como buen Camino Iniciático no termina en uno sino sabe proyectarse a los demás. Así es como a través de estas breves historias disfrutamos la oportunidad de compartir con nuestros lectores algunos enigmas, menores misterios, intrigantes acertijos. No con el afán de ponerles a prueba, sino con la humilde expectativa de esperar escuchar de ustedes sus propias interpretaciones a algunos de estos interrogantes. Y si no, compartir entre amigos curiosidades halladas en la senda.
Reparo en este hecho: el estilo gótico (recuerden mi trabajo “El idioma de los ángeles”) aparece “de golpe” ya consumado, perfeccionado, en Europa. No hay un proceso ascendente, de ensayo, error y mejoras. Se “salta” del románico al gótico sin escalas, con perfección geométrica, arquitectónica, ingenieril… como ocurriera con la cultura egipcia, que de golpe pasa de ser un grupo de primitivos sedentarios a construir pirámides. Bien, reparen en esto: Los Templarios se constituyen en 1118, y viajan directamente a Jerusalem (tras el Grial). El Gótico “estalla” en Europa en 1130. ¿Casualidad?
Creo que no. Creo que el “Gótico”, arquitectónicamente hablando, es la Geometría Sagrada que permite amplificar tanto la energía psíquica –o, si prefieren, “espiritual”- de quienes se valían del mismo –digo “se valían” porque al recorrer hoy las catedrales góticas creo que en el tropel bullicioso de turistas, refacciones con desconocimiento de la mística original y aparatos tecnológicos y exhibidores ilustrativos se ha desnaturalizado su función original- como la energía telúrica del sitio donde fueron erigidas. De hecho, todas las catedrales góticas están construidas sobre asentamientos de culto muy anteriores, generalmente asociados a Isis (en unos pocos casos, a Palas Atenea o a Venus). Y en casi todos esos mismos sitios, ha surgido una devoción a las “Vírgenes Negras”, que hoy sabemos son la transposición metafísica de Isis al cristianismo de entonces.
Escribí que los primeros cristianos fueron momentáneos depositarios de ese Grial, de ese Conocimiento. Pero bien, ¿cuál fue su origen, entonces?. El problema es que en el mejor de los casos podremos rastrear la documentación –o extrapolación- meramente histórica. Quedará sin duda en una espesa niebla en “verdadero origen” de ese Conocimiento. Si proveniente de entidades espirituales, otras dimensiones o extraterrestres, será a elección del lector…
Los rastros de ese Grial provienen previamente del mundo hebreo, y éstos lo recibieron del asiático central. No he podido aún bucear más atrás y más lejos. Es una búsqueda geográfica, filológica, hermética… alquímica.
Tras escribir una serie de notas describiendo esta búsqueda, quiero dedicar ahora las líneas que siguen a presentar, sin aparente orden ni concierto, un conjunto de piezas que, adecuadamente ensambladas, me han dado esta convicción. Les invito a compartirlas, repasándolas con, si se quiere, cierta liviandad curiosa. Misceláneas, “tips”, píldoras de historias que les invito a articular con su propia creatividad…

CONTINUARA
NON NOBIS

GS