lunes, 22 de enero de 2018

SIMBOLOGÍA EN EL CUENTO DE PINOCHO

Simbolos en el cuento de pinochoDetrás de la historia de Pinocho hay “otra” historia, con un profundo contenido iniciatico y espiritual que Collodi –al igual que otros escritores de cuentos clásicos- supo manejar con maestría.
Simbolismos francmasónicos carbonarios del cuento.
Sabemos que Pinocho fue la creación del Maestro carpintero Gepetto, quien elaboró a partir del leño (la materia prima) una obra de arte. El trabajo fue realizado con un amor tan profundo y que fue canalizado, logrando dar vida al muñeco de madera, un hombre de buena madera. La idea básica es independiente a si es piedra o madera. En el sentido alegórico la madera pertenece a un reino superior al mineral.
Pinocho tenía vida pero, sin embargo, carecía de libre albedrío pues estaba dormido. Desconocía el sendero de la virtud y la liberación, pues era un “muerto viviente”.
Lamentablemente, la mayoría de los seres humanos son como Pinocho. Siguen el camino más fácil y no saben que existe algo mejor, en este momento todos somos como Pinocho.
“La verdad es que hay sólo dos clases de hombres en todo el mundo: los pocos que se han dado ya cuenta del poderoso esquema divino, y la inmensa masa que todavía no lo conoce. Los últimos viven para ellos mismos, y están muy esclavizados por sus pasiones; los primeros viven para Dios y para la evolución, que es Su Voluntad, ya se llamen budistas o indos, musulmanes o cristianos, librepensadores o judíos”.
Pinocho es esclavo de sus “agregados psicológicos” o “yoes” y sus mentiras hacen que le crezca la nariz y más tarde orejas de burro. Es decir, la vida descarriada y la mentira lo lleva a un retroceso a lo involutivo, donde la nariz que crece representa las ataduras terrenales, la materialidad. (Un agregado facial)
Una y otra vez Pinocho recoge lo que siembra. Sus malas acciones lo llevan a una vida desgraciada, donde el muñeco paga con sufrimiento el karma generado. Cuando la vida de Pinocho no podía ser más insoportable, es tragado por una ballena. Este episodio nos recuerda a Jonás, que fue engullido por un pez gigantesco, morando en su interior tres días y tres noches.
El interior de la ballena representa la cámara de reflexiones masónica, el descenso al centro de la Tierra. VITRIOL Es importante recordar las palabras de Mateo 12:40: “Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches”. El Hijo del Hombre que también –al igual que Pinocho- era hijo de un MAESTRO carpintero.
LA MUERTE MÍSTICA.
A luz de la vela, Pinocho medita sobre su suerte y decide cambiar, dejando atrás su pasado de inconsciencia. Finalmente el muñeco es expulsado por la ballena y sale al mar abierto, actuando el agua actúa como elemento purificador, limpiando interna y externamente a Pinocho. Sabemos que cuando alguien es sumergido en una corriente de agua, renace a una vida nueva. Esta costumbre es común a muchos cultos religiosos y sobrevive en nuestros países latinos en el sacramento católico del bautismo. (El mar de bronce.)
Pinocho no sobrevive a la furia del océano y finalmente se ahoga. Esta muerte del muñeco es la “muerte mística” del profano al ser iniciado. Este deceso se repite en otros cuentos infantiles (Blanca nieves, la Bella Durmiente, etc.) y es el prólogo de un renacimiento: el nacimiento segundo del cual habla Cristo en Juan 3:3-10: “De cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el Reino de Dios (…) el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios”. Al volver a la vida, Pinocho pasa a un estado superior, el mismo que podemos apreciar en el relato del “patito feo”. Como hemos notado, en el relato de Pinocho se narran las desventuras del Muñeco Profano que no puede controlar su destino pues es esclavo de sus pasiones y su renacimiento como Humano Iniciado, luego de la “muerte mística”. La labor de adaptación del cuento de Carlo Collodi al cine fue realizada magistralmente por otro masón: Walt Disney. Éste respetó la esencia del cuento, pero transformó a Pinocho en un muñeco más querible que el descrito por su autor en 1882.
Vale la pena volver a ver “Pinocho” y descubrir el maravilloso contenido espiritual de sus locas aventuras. “Muerto viviente” es el adjetivo que utilizan algunos esoteristas (H.P.Blavatsky, Gurdjieff, Ouspensky, Leadbeater, Judge, etc) para denominar a los profanos que parecen vivos pero, en realidad, están dormidos.