miércoles, 20 de diciembre de 2017

DON JUAN MANUEL

Don Juan Manuel, hijo del infante don Manuel y nieto del rey San Fernando, nació en Escalona (Toledo) en 1282. Como prototipo de caballero de la época, compaginó a lo largo de su vida la actividad guerrera con la literatura. Fue regente de Castilla durante la minoría de edad de Alfonso XI (1321-1325) y, por tanto, responsable, en parte, de las discordias interiores de aquel periodo. Cuando el soberano ocupó el trono, don Juan Manuel intrigó contra él por haber faltado a la promesa de casarse con su hija doña Constanza.

A pesar de todo, el infante don Juan Manuel intervino en las guerras contra los musulmanes y participó en la batalla del Salado y en el sitio de Algeciras. Fue, además, adelantado del reino de Murcia, señor de Villena y Alarcón y uno de los nobles más poderosos de su tiempo. Se casó con la infanta de Mallorca. Al enviudar, contrajo matrimonio de nuevo con Constanza de Aragón.
Su agitada vida no le impidió dedicarse a trabajos literarios, pues era muy versado en letras clásicas y en las obras de los escritores orientales. Aunque mostró gran afición por la lengua latina, sus producciones las escribió en romance castellano. Muchos de sus escritos se han perdido, como el “Libro de los cantares”, colección de poesías, y “Reglas cómo se debe trovar”, el más antiguo tratado castellano de versificación.
De su producción literaria hay que destacar tres obras fundamentalmente escritas en prosa: el “Libro del caballero et del escudero”, el “Libro de los estados” y “El conde Lucanor” o “Libro de Patronio”. El primero de estos libros –influido por el Libre de l´ordre de cavalleria, de Ramón Llull- trata del arte de la caballería; en él, el autor exalta el ideal caballeresco y el espíritu religioso. La segunda obra se caracteriza por la mezcla de elementos novelescos y didácticos. La tercera es, sin duda, su obra más notable. Otra de las obras en prosa que de él conservamos es el “Libro infinido”, también llamado de “los castigos” (<<castigo>> significaba entonces `enseñanza´).
“El conde Lucanor o Libro de Patronio” –conocida también con el título de “Libro de los exemplos”-, compuesta en 1335, es, sin duda, la obra a la que don Juan Manuel debe su fama. En ella se insertan cincuenta y un exempla –cuentos o apólogos- que Patronio, preceptor del conde Lucanor, ofrece a este para responder indirectamente a sus preguntas. Muchos de estos exempla, inspirados en las más variadas fuentes, sobre todo árabes, aunque populares en su tiempo, entraron por su mano en la literatura occidental. Todos terminan siempre por una moraleja en verso, interesante repertorio para el estudio de la métrica. Algunos han adquirido el valor de modelos del género. Anterior en trece años al famoso Decamerón de Boccaccio, significó en la literatura castellana lo que Las mil y una noches en el mundo oriental.
“El conde Lucanor” es un ejemplo de claridad de estilo, una de las máximas preocupaciones del autor. Ser conciso y utilizar únicamente las palabras necesarias fue uno de los objetivos que, como su tío Alfonso X el Sabio, intentó llevar a sus últimas consecuencias. Su propósito fue enseñar y difundir la cultura, pues al igual que el rey Sabio, consideraba que la sociedad estaba demasiado inmensa en los acontecimientos mundanos, y que se debía luchar culturalmente por sacarla de aquel estado. La vulgarización del saber se hallaba en el espíritu de la época y utilizar la lengua romance significaba un paso decisivo en el camino de la secularización.
La influencia que ha ejercido esta obra ha sido enorme, y varios de sus exempla han sido retomados por la literatura posterior. Así, podemos encontrarlos glosados en “La vida es sueño” de Pedro Calderón de la Barca o en “El retablo de las maravillas de Miguel de Cervantes. La obra de don Juan Manuel constituye un puente entre la tradición literaria medieval y el espíritu novelístico moderno que se afianza durante el Renacimiento. En su vejez, don Juan Manuel se retiró al monasterio de Peñafiel, en Valladolid, fundado por él, donde se dedicó a recopilar su producción literaria. Murió en Córdoba en 1347.