miércoles, 8 de noviembre de 2017

PRIORATO DE SION

LEYENDAS DELTEMPLE
EL PRIORATO DE SIÓN
DE TODAS LAS ORGANIZACIONES QUE REIVINDICAN UN PASADO
"TEMPLARIO", UNA DE LAS MÁS INTRIGANTES ES LA QUE SE
DENOMINA PRIORATO DE SIÓN. A DECIR VERDAD, HABRÍA QUE
CONSIDERARLA MÁS BIEN UNA ORDEN LIGADA AL TEMPLE Y
AUTÓNOMA AL MISMO TIEMPO.
1.- Entre la realidad y la leyenda
ue a partir de 1960 cuando la opinión pública francesa se hizo eco de la existencia de una
sociedad semi-secreta autodenominada Priorato de Sión. Desde esa fecha se han publicado sus
estatutos y material procedente de las más diversas fuentes, no siempre contrastables, lo que
implica andar con pies de plomo alrededor de todo lo que rodea a dicha organización. Entre sus
presuntos afiliados nos encontramos con nombres como Leonardo da Vinci, Victor Hugo o Isaac
Newton, entre otros más o menos conocidos. Es decir, que de ser ciertas las pretensiones del
priorato, habría albergado en sus filas como grandes maestres a algunas de las mayores
luminarias de la historia occidental, así como a miembros de las principales familias reales y
aristocráticas de Europa. Aunque parece indudable la existencia actual de la organización, así
como la de una antigua Orden de Sión en la época de las Cruzadas, el caso de una continuidad
entre ambas a través de los siglos no está tan claro.
Cuentan las crónicas que en el año 1099, tras la conquista de
Jerusalén, el gobernante de la ciudad Godofredo de Bouillon fundó
una misteriosa Orden sobre la abadía de Notre Dame du Mont Sión,
de la que poco se sabe. Sería más tarde dicha sociedad la que
impulsaría la creación de la Orden de los Pobres Caballeros de
Cristo, más conocidos como Templarios.
Godofredo de Bouillon
Si hacemos caso a los textos procedentes del Priorato, la
Orden de Sión tendría en la época de su fundación un poder
considerable, eso sí, siempre entre bastidores, llegando incluso a
afirmar que los reyes de la ciudad santa debían su trono a esta
enigmática sociedad. Así pues, ellos serían los verdaderos artífices
de la extraordinaria progresión que experimentaron los Templarios
en los años siguientes, obedeciendo todo ello a un plan previamente
establecido.
De acuerdo con estas fuentes, al menos cinco de los nueve fundadores del Temple
pertenecían a su vez a la Orden de Sión, y se podría decir que en principio el Temple era el brazo
armado de la anterior o incluso que ambas órdenes eran una sola, puesto que según parece
compartían el mismo Maestre. Sería el caso de André de Montbard, uno de los caballeros
originarios de la orden templaria y que llegaría a ser el máximo dirigente de la misma. Pero el tío
de San Bernardo consta asimismo como miembro de Sión, con lo que podemos hacernos una
idea del hermanamiento entre ambas.
sta situación de confraternidad se prolongaría durante aproximadamente unos sesenta
años, hasta que en 1188, un año después de la caída de Jerusalén en manos musulmanas, se
produjo un cisma entre las dos órdenes que produjo su separación definitiva. Según el Priorato
de Sión, de la pérdida de Tierra Santa sería en gran parte culpable la Orden del Temple, y más
concretamente su Maestre Gérard de Ridefort, a los que los documentos "prioré" acusan de
traición. Éste arrastró a los Templarios a combatir en la batalla de los Cuernos de Hattin, que
significó un autentico desastre para los cruzados y propició la caída de Jerusalén. La situación
derivaría en que la Orden de Sión se trasladaría a Francia, abandonando a los Templarios a su
suerte, sus pupilos y protegidos hasta la fecha. La ruptura de relaciones se simbolizó mediante la
tala de un olmo de ochocientos años, en la ciudad de Gisors. A partir de ese momento, la Orden
de Sión cambió su nombre por el de Priorato y se dedicó a sus propios objetivos. Pero... ¿de que
objetivos se trataba?
Supuestamente, la misión del Priorato consistiría en proteger un gran secreto relacionado
con los descendientes de la dinastía de los reyes merovingios y restaurar en la monarquía de
Francia a uno de sus miembros. Su legítima descendencia, que se cree extinguida, habría sido
demostrada por unos pergaminos descubiertos en el pueblecito francés de Rennes-le-Château.
Este descubrimiento, que constituye en si mismo un complejo enigma, lo trataremos
ampliamente en una leyenda posterior. Para seguir conociendo al Temple, debemos profundizar
ahora en la intrigante misión que se ha impuesto el Priorato de Sión.
2.- La sangre real: la custodia de un gran secreto
El comportamiento del Priorato de Sión, por lo deja entrever en sus publicaciones, parece
obedecer a un calendario cuidadosamente preciso y planificado desde hace largo tiempo. Dan a
entender de que son los custodios de un secreto de importancia capital, del que tendrían pruebas
irrefutables. Se trataría de algo que los hace sumamente especiales y que reviste su misión de un
halo de atrayente misticismo.
ay tradiciones que dan gran importancia a María
Magdalena, de quien se nos dice que tras la crucifixión de Jesús
llega a las Galias escoltada por José de Arimatea y portando el
Santo Grial. Según lo que podemos extraer de la concepción del
Priorato, María Magdalena sería la esposa de Jesús, y cuando viajó
lo hizo embarazada o acompañada de su progenie. Naturalmente
aquí el término "Santo Grial" debe comprenderse en el sentido de
Santa Sangre, es decir, como la descendencia física de Jesús, que
se trasladó a las Galias y se continuó allí. La Iglesia omite toda
mención en su propia tradición del Santo Grial pues, lógicamente,
no le conviene. Es la lucha que hasta hoy subsistiría entre los
herederos de Pedro y los de María Magdalena, los herederos de la
fe y los herederos de la Sangre.
El Grial ¿un linaje sagrado?
una vez en la actual Francia, este linaje judío se unió matrimonialmente con el de los reyes
francos, dando lugar a los merovingios. Alrededor del año 500 d.c., con el bautismo y
conversión del rey Clodoveo, la Iglesia Romana se instauró como suprema autoridad espiritual
de Occidente. Se podría decir que fue un pacto entre Roma y los merovingios, originando una
alianza que debería engendrar un nuevo sacro imperio romano. Pero parece que la lealtad de los
francos a la Iglesia no era muy intensa, ya que los merovingios seguían manteniendo simpatías
por la religión arriana que practicaban antes de su conversión al cristianismo. Doscientos años
después, el rey merovingio Dagoberto II fue asesinado junto con su familia por encargo de su
propio mayordomo de palacio, Pipino de Heristal. La Iglesia, viendo peligrar su hegemonía,
habría apoyado la conspiración. Con la muerte de Dagoberto y sus descendientes la dinastía
merovingia llegó a su fin, y comenzó la de los mayordomos de palacio: los carolingios, que
contaban con el apoyo eclesiástico. Éstos, que eran a fin de cuentas unos usurpadores, trataron
de legitimarse casándose con princesas merovingias y continuaron con su reinado. Con
Carlomagno llegaron a abarcar un imperio que se extendía por la totalidad de la Europa
occidental y lo gobernaban al servicio de Roma.
pero podría ser que la dinastía merovingia no se extinguiese
con Dagoberto II. Según afirma el Priorato de Sión, los
merovingios, la estirpe de Jesús, sobrevivieron a través de un hijo
de Dagoberto que se habría salvado del asesinato de su familia. Se
llamaba Sigisberto IV, y entre sus descendientes estaría más tarde
Godofredo de Bouillon. Sabemos por los Evangelios que Jesús era
de sangre real y de la estirpe de David. Es decir, Jesús era el
heredero legítimo del trono de Jerusalén. Sus más incondicionales
seguidores eran los nacionalistas zelotes, unos fanáticos integristas
que aspiraban a expulsar al gobierno títere prorromano e
reinstaurar el verdadero linaje real. En las Cruzadas, con la
conquista de Jerusalén y la coronación de Godofredo de Bouillon,
un heredero de Jesús recuperó su patrimonio legítimo volviendo a
ser rey de la Santa Ciudad. Cráneo de Dagoberto II
s posible que dada la hegemonía de la Iglesia en la época, Godofredo nunca pudiera
reivindicar como quisiera su linaje y su derecho. A fin de cuentas, Roma estaría detrás de la
traición a su familia y aunque no sabemos si la Iglesia estaba al tanto o no del linaje del nuevo
rey, una revelación pública podría haber sido muy peligrosa. Godofredo habría entonces, para
proteger el secreto de ese linaje sagrado, creado la Orden de Sión y su brazo armado, la Orden
del Temple. Curiosamente, las leyendas griálicas que surgieron en la Edad Media, presentan a
los Templarios como los custodios del Santo Grial.

sí pues, el Santo Grial sí sería el portador de la sangre de Cristo, pero no en el sentido
simbólico de un recipiente, sino de su descendencia: los portadores de su sangre. Y este sería el
gran secreto del Priorato de Sión. Secreto compartido también por los Caballeros del Temple.
Ahora se entiende porque los Templarios asociaron el culto de la Diosa Madre a la Magdalena
(ver leyenda "El culto a las vírgenes negras"), pues ésta representaba la base de su existencia al
identificarse con la madre del linaje perdido, la portadora del Grial.
l propio Priorato, los Templarios, o puede que ambos, desarrollando una estrategia a largo
plazo, habrían protegido a los herederos del Rey de Israel con el objetivo de conseguir la
dominación mundial bajo la égida de la dinastía davídica. No hace falta decir que las
circunstancias históricas no permitieron que el objetivo se cumpliera. Tras la caída de Jerusalén
y la pérdida de Tierra Santa el proyecto se fue a pique. Los herederos de David se vieron una vez
más sin corona y la existencia de la Orden del Temple se hizo innecesaria. Algunos tratan de ver
en esto una explicación de porque los Templarios no se resistieron cuando fueron apresados por
las tropas de Felipe IV. Sin posesiones en Ultramar, separados de la Orden de Sión y con los
descendientes de los merovingios nuevamente en la sombra, ya no tenían razón de ser.
l Priorato de Sión, que tras la desaparición del Temple se dedicó a manejar los hilos
que rigen Europa desde la clandestinidad en pos de sus objetivos, asegura que pronto se
producirá un vuelco en la situación política francesa que preparará el camino para la
restauración de una monarquía. ¿Se cumplirán los objetivos de Sión y del Temple ocho
siglos después? ¿Seremos testigos de cómo un descendiente merovingio recupera el trono
de Francia? El tiempo lo dirá.