lunes, 16 de octubre de 2017

ROSQUILLAS DE LA ENCOMIENDA



La repostería medieval cristiana entre los siglos XI y XIII y en especial la repostería templaria de la época tienen grandes diferencias. Aun con la falta de documentación existente tanto la cocina como la pastelería templarias situadas en las encomiendas son mas ricas en ingredientes que en los feudos medievales al uso. Eso esta dado, entre otros matices por la gran expansión de la orden de los pobres caballeros de cristo en el mundo, tanto oriental como occidental. La gran capacidad de fusión en el mundo del temple implica grandes avances en el mundo de la alimentación de la época.
Debemos diferenciar dos tipos de productos, los que se hacen en campaña militar y los propios de la vida cotidiana de la encomienda en cuestión.
Poco a poco iré aderezando la historia que acompaña a cada receta y su expansión en el territorio templario, así como su repercusión en la época.
Las rosquillas de sartén son influencia de la pastelería romana aunque son muchísimo mas simples que las rosquillas de la encomienda.
En las zonas de Llerena y Jerez de los caballeros se empiezan a realizar unas masas fritas con las harinas de los trigales extremeños. Existen tres ingredientes que las hacer esplendorosamente ricas, el aceite de oliva, el anís en grano (y su licor de anís, el chinchón actual) y el azúcar que las cubre. El licor de anís es el destilado natural del grano y le da un toque suculento a la rosquilla.

La receta

En un perol incorporamos:
12 huevos frescos
½ litro de aceite de oliva
25 gramos de anís en grano
1 copa de anís o cazalla de anís
150 gramos de azúcar en grano


Los batimos fuertemente con una varilla o batidor de alambres durante unos 5 minutos.

Después añadimos:
850 gramos de harina pastelera floja
100 gramos de harina gran fuerza

Se mezcla la harina con la mano hasta que ligue la masa y posteriormente se saca del perol aceitando las manos para que no se nos peguen a la masa.
Se forman las rosquillas y se van incorporando a la sartén con aceite de oliva que esté humeante.
Al momento de echar todas las rosquillas en la sartén (la cantidad de rosquillas será proporcional al diámetro de la sartén) se van dando la vuelta para esperar a que la masa quiebre y se forme su peculiar rajado.
Una vez listas se cubren esos pliegues con azúcar en grano en abundancia (lujo templario sin duda) ya que el azúcar en la época es un articulo que denota una terminación de producto totalmente energética tan importante en los tiempos del medioevo. Por lo cual ese tipo de acabados tan inusuales y la incorporación de especias como son los anises, aportan a la receta calidad, sabor y energía suficientes para los duros trabajos de los miembros de la encomienda y así se cumple una de las peculiaridades de la regla. Alimentos suculentos de fácil yantar, sencillos de transportar para el caballero y de larga conservación. Cumplen sobradamente el cupo de calorías para la marcha del caballero en su duro transitar por los caminos.

Víctor A. Padilla
Club de estudios Templarios Sigillum Templi

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