domingo, 15 de octubre de 2017

LIBRE ALBEDRÍO

Sobre el LIbre Albedrío.
El libro albedrío o libre elección es un concepto que defienden y fomentan algunos sistemas filosóficos y que han monopolizado los credos religiosos mayoritarios, especialmente las religiones monoteístas, (judaísmo, islamismo y algunas corrientes cristianas como el catolicismo y los ortodoxos).
Indiscutiblemente, en dichas religiones el pregonado libre albedrío para elegir entre “bien o el mal” resulta una paradoja y una mera incongruencia, ya que todas las “verdades absolutas” con las que adoctrinan y que exhortan a cumplir, convierten al creyente adepto, sumamente intimidado, en un individuo sin libre arbitrio y subordinado a los dogmas que sostienen.
Infunden el temor, de incumplirse sus dogmas, bajo pena de pecado, de condenación a los infiernos eternos, y de culpabilidad, con el posterior arrepentimiento de todas las impiedades y culpas, para poder aspirar a la salvación.
Tan arraigado está ese concepto de la culpabilidad, que en Occidente este dualismo; Culpable- Inocente, es la base del sistema jurídico. El culpable de un delito es condenado y castigado y el inocente es puesto en libertad. Una dualidad en la que tanto se deleitan los fundamentalismos, “bien-mal”, ”bueno-malo” “guapo- feo”, “dios-diablo”, etc.
Entre los celtas, como muchos ya saben, no se recurría al castigo para los que cometían actos contra segundas personas, sino a la reparación o restitución del daño causado, si ello era posible, o a la compensación.
Por ello, es preciso comprender que las leyes celtas trataban primero en disuadir al posible infractor y si esto no resultaba, entonces basaban el correctivo que se imponía en multas, en la restitución y la posterior rehabilitación, ya que no existían las cárceles, ni la sociedad celta, por lo general, buscaba la venganza, y mucho menos “el ojo por ojo y diente por diente”, sino la enmienda y rehabilitación del transgresor.
Por el contrario, la legislación romana basaba su idea de aplicación de la justicia para el reo, en el castigo físico, en las mazmorras subterráneas, los trabajos forzados, las galeras y la pena de muerte.
Legatarios de esta forma de pensar y actuar, fueron los cristianos que aprovecharon el Imperio Romano pre-cristiano y todas las estructuras de poder de Roma, para evangelizar y convertir a los reticentes paganos de todas las tierras y pueblos subyugados por ellos.
También algunas espiritualidades consideradas paganas como la Wicca o el sistema filosófico-místico y ocultista de la Thelema del controvertido Aleister Crowley (1875-1947), tenían y tienen como lema de su filosofía : “Haz tu Voluntad” o “ Haz lo que tú quieras será toda Ley”. Unas expresiones que entran en contradicción con la Ley del Karma oriental (hindú), que dichas corrientes de pensamiento incorporan a sus respectivas doctrinas con suma facilidad.
Esquematizándolo bastante, dicha ley enuncia que cada una de las múltiples existencias humanas que suceden a través de las reencarnaciones, quedan supeditadas por los actos realizados en vidas anteriores.
De esta manera, cuando uno nace en este mundo ya trae su destino pre-establecido y la libertad individual y la capacidad de poder elegir, queda restringida por dicho karma. Por ello, según esta ley karmática, unos nacen en desdicha y otros en la dicha.
La ley karmática oriental, expone en sus versiones mayoritarias, que si en nuestra existencia anterior hemos dañado, en la vida presente nos dañarán; si anteriormente fuimos unos egoístas insoportables, ahora en esta vida nos toca ser víctimas de ese mismo egoísmo pero sobre nosotros. Y así, "con la misma vara que medimos ahora nos medirán.".
Por otro lado, la idea principal de todos los que defienden el concepto del Libre Arbitrio o Albedrío, es la hipótesis por la que los humanos tienen la libertad para elegir y tomar sus propias decisiones, impulsadas por las propias voluntades de los individuos y sin estar supeditadas a condicionamientos externos. Obviamente cada línea de pensamiento, defiende dichas premisas desde sus puntos de vista y desde sus propias justificaciones espirituales.
Así pues el libre albedrío aplicado a las posturas filosóficas se denomina indeterminismo, y éste es el pensamiento antagónico al determinismo.
El indeterminismo filosófico viene a defender que los pensamientos y actos humanos, y los acontecimientos, en general, no dependen de procesos causa-efecto coordinados y sistematizados, sino a procesos aleatorios.
Un proceso aleatorio no significa que no tenga sus causas, pero los efectos que puedan derivarse de esa causa, no están coordinados, ni relacionados entre ellos. Por tanto, se defiende la idea por la que el hombre tiene potestad para decidir su propio destino o al menos para modificarlo, e incluso tiene la facultad de mejorar el de las demás personas con las que se relaciona.
También existe una postura indeterminista, llamada Compatibilismo que acepta el determinismo en lo que se refiere a las leyes universales del Cosmos, pero sostiene que el libre albedrío en los seres humanos surge de una causa íntima e interior, tal como los pensamientos, las creencias y los deseos.
Por otro lado, tenemos que opuesto a las teorías del Libre Albedrío, el Determinismo defiende que todos los acontecimientos, incluyendo los pensamientos humanos, son resultados de causas previas, ya que todo lo que pasa debe tener una razón de ser, aunque ésta no se conozca. Dicho de otra manera, se sostiene que todo efecto proviene de una causa y que una causa produce uno, varios o múltiples efectos concatenados.
Por tanto, el Determinismo se opone a las teorías del Libre Albedrío y se encuadra en los sistemas filosóficos y espirituales considerados tradicionalmente paganos y entre algunas opciones evangélicas cristianas, como los calvinistas que creen que el hombre está completamente predestinado.
Veamos algunas clasificaciones del Determinismo:
El determinismo radical sostiene que no existen sucesos genuinamente aleatorios o azarosos y defiende en general, que el futuro es potencialmente predecible a partir del presente.
El determinismo relativo o moderado; sostiene que es la probabilidad lo que está determinada por los hechos presentes, y que existe una fuerte correlación entre el estado presente y los estados futuros, aun admitiendo la influencia de sucesos esencialmente aleatorios e impredecibles.
El determinismo económico: afirma que la evolución de las sociedades y consecuentemente de los individuos que las componen, está gobernada, restringida y supeditada, por factores económicos.
El determinismo tecnológico: afirma que los avances tecnológicos determinan los cambios sociales y culturales de las sociedades y consecuentemente a los individuos que las componen.
El determinismo geográfico: declara que el medio físico determina a las sociedades humanas como colectivo y al hombre como individuo.
El determinismo de clase: Niega la libertad individual y el libre albedrío debido a las influencias clasistas, es decir, por la pertenencia a una determinada clase social.
El determinismo individualista sostiene que no existe el libre albedrío, pues las vidas de los seres humanos están determinadas por circunstancias que escapan a nuestro control de modo que nadie es responsable, en última instancia, de lo que hace o deja de hacer.
El determinismo biológico y genético: Afirma que todos los comportamientos, creencias y deseos son fijados por nuestra dotación genética y nuestra estructura bioquímica, la última de las cuales se ve afectada tanto por los genes como por el medio ambiente.
Sostiene también que la personalidad humana y en gran medida el éxito y acciones en la vida, están sujetas a nuestros genes, que serían el factor explicativo principal.
El determinismo ambiental o educacional o determinismo conductista: afirma que es la educación que recibimos a lo largo de nuestra vida, la causante de nuestro comportamiento. Para el determinismo conductista no somos libres porque nuestras conductas fueron determinadas o como mínimo fuertemente condicionadas.
El determinismo psíquico; El determinismo psíquico es una noción del psicoanálisis que se basa en que todo hecho o efecto psíquico tiene su origen en una causa determinada, debido a todos los condicionamientos procedentes de la herencia, la biología, la educación, el temperamento y el carácter de la persona que decide o de incluso, el inconsciente.
El determinismo lingüístico. Se refiere a que la forma concreta de que la lengua que hablamos y los conceptos presentes en la misma imponen o condicionan fuertemente el tipo de razonamientos, concepciones e ideas sobre como es el mundo.
El determinismo cosmológico. Afirma que el Universo se rige por unas leyes físicas inquebrantables (incluso nosotros) por tanto, todo lo que acontece sucede así porque nunca podría haber sucedido de otra manera.
El determinismo causal. Establece que los eventos futuros son determinados por los acontecimientos pasados y presentes junto con las leyes de la naturaleza.
El determinismo teológico. Es la teoría por la que un Dios o los dioses determinan todo lo que los seres humanos van a hacer, ya sea por conocer sus acciones con antelación, a través de algún tipo de omnisciencia (monoteísmo) o por decretar los dioses a los humanos sus acciones con antelación (paganismo)
Así pues, ahondar en el tema del libre albedrío en el paganismo y en el Druidismo, es un tema complejo con muchas repercusiones a todo nivel. No solo involucra a la cuestión filosófico-religiosa, sino que implica otras áreas como la cuestión social, política, económica, ambiental, jurídica, genética, científica, ética, psicológica, geográfica y hasta la lingüística.
Es decir, determinismo (predestinación y ley de causa-efecto) o indeterminismo (libre albedrío y voluntarismo) se entienden como dos teorías que incluyen todo; Universo y todos los campos del ser, tanto del espíritu como de la materia.
Dos creencias, que la mayoría de las veces se hallan en oposición ideológica, pero que en un Druidismo evolutivo y contemporáneo, se tratan de conciliar, haciendo valer el aforismo por el que se confirma y sostiene la complementariedad de los contrarios.
Si defendemos a ultranza el Libre albedrío de los seres, dicha afirmación quizá sea social, psíquica y espiritualmente ideal y deseable, pero será totalmente incierta.
Si por el contrario defendemos radicalmente el determinismo de los seres, podemos caer en equívocos graves y actitudes sumamente pasivas e indolentes, incluso filosóficamente fatalistas como cuando se cree o piensa, que todos los acontecimientos, están dirigidos por causas independientes de la voluntad humana.
Hijos del Fatalismo son, la predestinación y el pesimismo, los cuales proclaman que hagamos lo que hagamos, lo que ha de pasar, pasará. No hay forma de cambiar los acontecimientos.
Históricamente todo indica que muchas filosofías y religiones pre-cristianas (paganas) y aquellas de Oriente, veían al hombre en todas sus facetas, con una visión determinista-fatalista. Eso incluye a los celtas y al Druidismo antiguo, al menos al más popular y público.
Pero si se afirma que muchas y no todas, es porque también hubo filósofos y corrientes filosóficas y metafísicas clásicas, que fueron indeterministas y defensoras del Libre Albedrío.
Un libre albedrío, obviamente diferente de los postulados cristianos posteriores, pero Libre Albedrío Pagano a fin de cuentas, que tomaban en consideración los efectos azarosos y la Incertidumbre e Indeterminación de los distintos factores.
Ejemplo de ello, lo podemos observar en varios pensadores, metafísicos y sofistas clásicos, que abreviando podríamos referir, añadiendo algunas de sus citas:

-Platón (427 a. EC-347 a.EC) que creía en la inmortalidad del alma, en su obra Fedón escribió:
"Tengo grandes esperanzas de que haya algo más allá de la muerte". “Si el alma es inmortal” -argumentaba-, “no forma parte del mundo material; si no forma parte del mundo material, no tiene por qué obedecer a los principios naturales de causa y efecto”.
-Aristóteles; (384 a EC-322 a.EC): En el libro III de los “Escritos a Nicómaco”, dice en el capítulo V, en qué consiste la fuerza de la elección o libre albedrío, “que es en tener facultad la voluntad de amar una cosa o su contraria, y seguir la una o la otra”.
-Epicuro; (340 a EC-270 a.EC) y su escuela indeterminista, Se manifestó en contra del destino, y del recurrente sentido griego de fatalidad. “La naturaleza”, según Epicuro, “está regida por el azar, entendido como ausencia de causalidad”.
-Cicerón; (106 a. EC-43 a. EC) Sus ideas sobre religión, expresadas en “De natura deorum”, (Sobre la naturaleza de los dioses), revelan sus creencias y su apoyo al libre albedrío.
-Epicteto (55 EC-135 EC) y buena parte de sus discípulos, establecen dos concepciones elementales que denominan: la prohairesis y la dihairesis.
La prohairesis, que podría traslucir la “voluntad” pero que traducido podría significar quizás pre-elección o pre-decisión, incluso más correctamente “libre albedrío”, “es lo que distingue al ser humano de todos los demás seres vivos”.
Para Epicteto y su escuela de pensamiento, “somos nuestra prohairesis”; es decir; somos lo que por nuestro libre albedrío hemos decidido ser; somos lo que elegimos.
-El filósofo griego y neoplátonico Plotino (205-270 EC), afirma en las “Enéadas” “que el libre albedrío reside en la inteligencia y en el alma racional”.
Dejando de lado, si sus razones y juicios fueron acertados o no, lo que es evidente es que creyeron en algún tipo de Libre albedrío e Indeterminismo, mucho antes de que los cristianos se impusieran con sus doctrinas y su visión del Libre Albedrío como receta para la salvación a través de Jesucristo, de las almas de los mortales.
¿Entonces, hasta qué punto, el determinismo como dogma absoluto, es válido para los paganos contemporáneos, en general?
Los druídicos evolutivos del siglo XXI, que no piensan que todos los valores druídicos de antaño conocidos deban ser recuperados, rescatados o reconstruidos, que creen en la libertad tanto de acción como de expresión y además creen en la libertad metafísica, entienden que el ser humano “ a priori” posee la facultad de tener su propia Voluntad y el derecho a manifestarla.
Este es el punto de vista que prevalece entre muchos paganos solitarios, que también eluden pertenecer a cualquier asociación, coven, grove u orden religiosa, debido a las imposiciones, obligaciones, restricciones, subordinaciones y limitaciones que muchas de éstas imponen a sus adeptos o futuros miembros, en sus estructuras de organización y en sus normas internas.
En dicho sentido,tampoco ha sido nunca un secreto, saber que en nuestros días, entre muchos individuos que practican cualquiera de las espiritualidades consideradas paganas, siempre ha existido una disposición de cierta antipatía hacia cualquier sistema de creencias que se instituye y constituye como una religión.
Así pues, el Druidismo dinámico viene a plantear que aunque el Universo tiene unas leyes y fuerzas deterministas y determinantes, también a nivel cuántico existen los factores de Indeterminación.
Incertidumbre e Indeterminación, son factores altamente estimados y considerados en el Druidismo, especialmente cuando se trata de “elegir” entre dos polaridades o entre una dualidad. Es la “opción” metafísica de “optar” por una tercera vía.
Así mismo se cree que las decisiones y los pensamientos humanos más que determinados, lo que están es sumamente condicionados, por una variedad de causas. Lógicamente Determinación y Condicionamiento no son sinónimos. Pero aunque “a priori” el condicionamiento no es un proceso tan severo, inflexible o inalterable como el determinismo, esta Limitación también es obstaculizadora para el crecimiento espiritual, y es aquí donde el indeterminismo se expresa afirmando que:
A mayor conciencia, menor determinismo y, a menor conciencia, mayor determinismo.
Estos condicionamientos sociales, políticos, religiosos y filosóficos y en general mundanos, provocados y creados por los hombres y sus circunstancias, nos incitan e impulsan a actuar de concretas maneras, a pensar de fijadas formas, e incluso a sentir estipuladamente.
Algunas personas que lean estas líneas, creerán en la imposibilidad de que sus sentimientos, pensamientos, formas de sentir y pensar, puedan ser condicionados o determinados por causas que la mayoría desconocen.
Algunas incluso se molestaran con tal observación, pensando que es imposible que su forma de pensar, sentir, de sufrir, de amar, de enamorar, de atraer, física, anímica o mentalmente e incluso, no pocas veces, su forma de morir, se halle en buena medida condicionada.
Es lógico reaccionar de tal guisa, cuando se descubre que el pregonado libre albedrío, libertad, independencia, autonomía o propio arbitrio, que nos venden como paradigma de la libertad mundana que se puede conseguir dentro de los sistemas actuales, no es tal libertad, sino una táctica concatenada de condicionantes clasistas, racistas, especistas, sexistas, religiosos, políticos, y etc.
Como mínimo deberíamos tener la suficiente conciencia y conocimiento para determinar nuestra posición ante ellos, tanto si es de admisión, como si es de resignación, como incluso de posible renuncia.
Reconocer condicionantes que nos atenazan como individuos, es un paso importante para elevar nuestra Conciencia. Aunque en un principio se hace difícil que desaparezcan, resulta imposible progresar anímica y mentalmente, sino se conoce y reconoce lo que nos limita.
Pero también cabría preguntarse ¿No se estará confundiendo el libre albedrío con la libertad de acción, esté ésta o no esté, supeditada o influenciada por agentes externos o internos? ¿No se estará enmarañando el concepto de Libre Albedrío, con los grados y niveles de libertad que puede adquirir, aprovechar y disponer el ser humano, para poder elegir entre varias opciones?
Ciertamente, la posibilidad mental de poder escoger entre varias opciones, no explica el porqué elegimos una y no otra, y es aquí donde entran en escena los elementos condicionantes que nos restringen nuestra capacidad y posibilidad de entender porqué elegimos una y no otras.
No obstante, cuando el ser humano va elevando su Conciencia, empieza a recobrar porciones de Libertad, excluyendo de sus esquemas mentales, los tabúes, los prejuicios, los traumas, las manías personales, las alucinaciones, las ofuscaciones y confusiones, y un largo etcétera.
Y cuando el individuo comienza a derribar todas estas murallas psicológicas, es cuando empieza a ensanchar la brecha para que salga su encarcelada propia Voluntad, y ésta, una vez liberada, se convierte paulatinamente en la forjadora o la impulsora de su propio destino y fortuna, con responsabilidad de los actos propios.
Presuponer, que no tenemos un ápice de libre arbitrio, que somos movidos completamente como marionetas por hilos de causas incognoscibles, puede llevarnos a delegar, desatender o desertar de nuestras responsabilidades y abandonar nuestros empeños.
El avanzar en este sentido, no impide al individuo concienciado comprender, justamente porque ya está concienciado, la existencia de Leyes categóricas universales, aunque no las conozca, ni aquellas que rigen en la Madre Naturaleza, ni de los influjos que cualquier ser humano puede recibir, de todo lo que nos rodea, ni siquiera le cuesta comprender la Ley de Causa y Efecto y sus implicaciones.
Es más, cualquier pagano se siente satisfecho por volver y estar en concordancia con los principios y ciclos que reinan en la Madre Naturaleza, en vez de estar supeditado a cánones y a patrones psicológicos impuestos o perspicazmente inculcados.
Esquemas y estándares, que buscan con sus fórmulas subliminales, la subordinación y dependencia de nuestra voluntad a sus paradigmas y modelos de vida, como siervos fascinados por todo lo que efímeramente nos ofrecen.
Por todo lo expresado, quizá la dicotomía entre determinismo e indeterminismo, entre libre albedrío y predestinación, puede ser ya errónea. Como sabemos el Druidismo es una filosofía y una espiritualidad abierta poco o nada dogmática, que tiene sus fundamentos, pero no fundamentalismos, que tiene múltiples principios éticos, pero escasos preceptos obligatorios, que tiene creencias y convicciones, pero evita las supersticiones y las Verdades Absolutas.
Justo por todo ello, admite la coexistencia de los opuestos que son complementarios; Luz-Oscuridad, Noche-día, Samos-Giamos, Espíritu y Materia, Microcosmos y Macrocosmos, masculino-femenino, Absoluto-relativo, Uno-Múltiple, Esencia-Sustancia y etc., por lo cual admite el determinismo y el indeterminismo, en apropiada proporción.
Así pues, se puede contemplar un punto de vista intermedio en el que las circunstancias de la vida, el entorno, las acciones de otros humanos, las herencias biológicas y genéticas, y etc., podrían tener influencia, y algunas incluso instigar, pero no determinar o pre-destinar las acciones futuras.
Las elecciones del sujeto son un resultado entre muchos resultados posibles, los cuales son inducidos pero no son decretados o prefijados por el pasado. Un sujeto puede escoger entre las alternativas que tiene en mente, pero no puede escoger entre opciones imposibles de realizar, como por ejemplo hacerse invisible a voluntad.
No obstante se reconoce el hecho de la existencia de fuerzas, energías, leyes naturales y cósmicas que delimitan en cierta manera a toda entidad o ser existente.
Por ello, aunque no somos esclavos de un plan cósmico o divino que nos encadene, si somos co-creadores del Devenir Divino y aunque no estamos estrictamente predeterminados ni predestinados, nuestra independencia tampoco es completa, ya que somos inter-dependientes y ejercemos nuestro libre albedrío a partir de ciertas restricciones, limitaciones y predisposiciones impuestas por las Leyes Cósmicas y Naturales. Y estas, en nuestra mente, se ocultan, en el inconsciente.
Es curioso el dato por el que los científicos de la Psychological Science, de USA, (http://www.psychologicalscience.org/ ) descubrieron que el leer acerca del determinismo y la falta de libre albedrío a la hora de decidir, hizo que de alguna manera se tomara más conciencia de los propios actos.
Por tanto, si se toma más conciencia de los actos posibles a realizar, podemos considerar que hay factores determinantes, pero que otros solo son condicionantes o inductores, pero que una vez detectados y con mayor conciencia, podemos decidir desecharlos y resolver más libremente, y si no totalmente, por lo menos parcialmente.
Otro experimento famoso y conocido es el de Libet: Según el cual, cuando se aplica un estímulo sobre la piel de un sujeto, transcurre aproximadamente medio segundo antes de que sean conscientes de dicho estímulo.
Por ello algunos científicos señalan que el tiempo de nuestras "percepciones" está atrasado alrededor de medio segundo respecto al tiempo real de los acontecimientos. Es decir, aparentemente, el reloj interno de cada uno de nosotros está atrasado medio segundo respecto a la velocidad real de los acontecimientos.
La conclusión de este experimento es que la conciencia no puede reaccionar a una agresión externa si la respuesta tiene que tener lugar en menos de dos segundos.
Aunque este experimento sugiere que las acciones que se creen deliberadas y voluntarias pueden ser manipuladas fácilmente a nivel del subconsciente.
De ello puede deducirse que los actos intencionales sobre los que el sujeto cree tener control de decisión, pueden ser instigados mediante manipulación en una etapa previa a la conciencia.
Es decir, que lo que nosotros creemos que es nuestra opinión, puede que haya sido realmente una decisión de nuestra parte subconsciente, manipulada por agentes externos mediante ideas, creencias, opiniones, medios de comunicación, partidos políticos y etc.
Y justamente esto, es lo que deberíamos evitar.
¿Cómo? :
Teniendo mayor conciencia de todas las cosas que suceden y nos suceden.
Iolair Faol