sábado, 21 de octubre de 2017

LA RELIGIÓN SOLAR.


Muchos de los dioses de la antigüedad eran divinidades solares, como Zeus, Apolo, Dionisos, Mitra, Orfeo, Adonis, Helios, Febo, Maui, Baal, Quetzalcoalt, Viracocha, Atis, Osisris y tantos otros. El Islam evoca a la Luz como El-Nur (la luz de Dios) relacionada con el espíritu, EL-Ruth.
Los Cátaros y los Templarios, herederos a su vez de las grandes tradiciones gnósticas esenias, mandeanas, sufíes, caldeas, nestorianas y maniqueas, eran seguidores de la Religión de la Luz, y por ello solo creían en el misterioso e iniciático Evangelio de Juan, el único canónico (muchos otros llamados Apócrifos se refieren a la luz asimilándola al Cristo) que habla del Verbo Creador y que define al Cristo como Luz.
¿Cuando se perdió para la Humanidad el culto a la Luz y al Sol dador de vida? ¿Cuándo comenzaron a ceñirse sobe nuestra mente las sombras de las religiones del miedo, del sufrimiento, del dolor y de la culpa, institucionalizadas por los nuevos sacerdotes de Amón, reconvertidos, disfrazados y ocultos en un poderoso clero en el seno de otras religiones, ajenos a la belleza, a la libertad, a la alegría y al amor verdadero que es la herencia cósmica insertada en el alma del ser humano, condenados a un sombrío purgatorio moral que nos aleja de la luz y del verdadero amor?.
¡Con la destrucción de los templos del faraón solar Akhenatón y la urdimbre oscurantista que se cernió sobre sus enseñanzas y su memoria, hasta el día de hoy¡
¡Cuando el Emperador Constantino instituyó a sangre y fuego contra los “paganos” (los creyentes y seguidores del Culto Solar) su propio y pervertido Cristianismo, impuesto como religión de estado con el Edicto de Milán en al año 313, tergiversado y separado aun mas de la Luz del Cristo por el Concilio de Nicea en el 32, donde fue manipulado, corrompido desde sus raíces y adaptado a las necesidades temporales del poder del Imperio Romano y de las Iglesias de Piedra durante milenios.
¡Cuando fueron masacrados los sacerdotes-iniciados de Heliópolis, y los sabios helénicos, acusándoles de magos y de brujos paganos¡ ¡Con el asesinato de Hipathia de Alejandría¡ ¡Cuando la biblioteca de Alejandría fue saqueada y quemada por sucesivos sátrapas, líderes militares y fanáticos hasta que el Teodosio ordenó su destrucción total y la de los templos adyacentes en el año 391¡
¡Cuando bajo su imperio, en el 394 A.C, fue extinguido el fuego sagrado de Vesta que se había mantenido encendido durante milenios¡ ¡Y por fin, cuando el infame rey de Francia, Felipe el Capeto e Inocencio III - de profesión Papa de Roma, de oficio delator, traidor y asesino- en el siglo XIII, decretó una sangrienta cruzada capitaneada por Simón de Monfort contra la herejía cátara –los descendientes legítimos del verdadero cristianismo y de la Religión Solar- en las pacíficas y espirituales tierras de Occitania¡ y con la ignominia, la calumnía y el oprobio que fue derramada junto a la sangre y quemada en la hoguera de los caballeros Templarios.
El verdadero mensaje de Amor, de Vida y de Luz del Cristo, reflejo aquí en la Tierra de la Gran Religión Cósmica del Bien y de la Luz que está en los Cielos, hijo legítimo de las grandes tradiciones adoradoras de la Luz, es re-descubierto ahora a la lumbre de los Papiros del Mar Muerto, escritos en cóptico, arameo y griego (seguramente las lenguas de Jesús), encontrados en las grutas de Kum-Ram y Nag-Hammadi, cuyo estudio no dejaremos de recomendar al sincero y perseverante buscador aspirante a los grandes Misterios

Carmelo Rios.