sábado, 21 de octubre de 2017

LA CRUZADA DE LOS CAMPESINOS

++nnDnn++.Nicea.21 de Octubre del año 1096 de Nuestro Señor.La Cruzada de Pedro el Ermitaño, también conocida como la Cruzada popular o de los campesinos. Pedro el Ermitaño fue el campesino que le dio la idea al Papa Eugenio III. Fue una peregrinación espontánea popular surgida en respuesta al llamamiento del papa Urbano II en 1095 a la nobleza europea para la invasión y conquista de Tierra Santa. Liderada por miembros del clero bajo como Pedro el Ermitaño y Walter el Indigente, fue rechazada por las fuerzas de los turcos selyúcidas en el intento de sitiar Nicea y siendo exterminados la mayor parte de sus peregrinos antes de alcanzar Tierra Santa.
Pedro el Ermitaño recorrió los burgos y los campos de Italia y Francia predicando la Cruzada a los humildes. Según se dice, era un hombre de pequeña talla, de faz enjuta, larga barba y ojos negros llenos de pasión; su sencilla túnica de lana y las sandalias le daban un aspecto de auténtico asceta. Las multitudes le veneraban como si fuera un santo y se consideraban felices si podían besar o tocar sus vestidos. Reunió una abigarrada muchedumbre de 100.000 personas, entre hombres, mujeres y niños.
La mayoría carecía de armas, otros se habían llevado las herramientas, enseres de la casa y ganados, como si se tratara de un corto viaje. Atravesaron Alemania, Hungría y los Balcanes, creyendo siempre que la ciudad próxima sería ya Jerusalén. Saqueaban las aldeas y robaban el ganado por el camino para alimentarse, por lo que los gobernantes de las regiones por las que pasaban se vieron obligadas a darles suministros o a usar la fuerza para librarse de ellos. En algunas ciudades atacaron a los judíos y sus propiedades. Llegaron a Constantinopla, donde el emperador griego Alejo I Comneno les facilitó buques para el paso del Bósforo. A principio de agosto atravesaron el estrecho y prosiguieron su descontrolado avance. Alejo I había aconsejado a Pedro el Ermitaño que acampara y esperara a los otros Cruzados que provenían del resto de Europa, pero los lugartenientes de Pedro se impacientaron y decidieron seguir la travesía, animados por los botines que conseguían en el camino. Marcharon hacia Nicea con un "ejército" de unos 20.000 integrantes.
En Nicea fueron emboscados y aniquilados por los turcos selyúcidas el 21 de octubre de 1096. Pedro el Ermitaño y un reducido número de supervivientes regresaron a Constantinopla, donde esperaron la llegada de los caballeros cruzados. Esta otra expedición, respuesta a la misma convocatoria del papa Urbano II, pero organizada desde el punto de vista militar y social por la nobleza de varias monarquías europeas, recibe el nombre de Cruzada de los príncipes y es la que la historiografía suele denominar habitualmente como Primera Cruzada.