jueves, 12 de abril de 2018

LOS CÁTAROS: HISTORIA Y LEYENDA DE UNA COMUNIDAD MALDITA (I)

ORIGEN DE LOS CÁTAROS

Su origen se pierde en el tiempo, con unas doctrinas consideradas heréticas.
El catarismo es la doctrina de los cátaros (o albigenses), un movimiento religioso de carácter gnóstico que se propagó por Europa Occidental a mediados del siglo X, y logró arraigar hacia el siglo XII1​ entre los habitantes del Mediodía francés, especialmente en el Languedoc, donde contaba con la protección de algunos señores feudales vasallos de la corona de Aragón.
Con influencias del maniqueísmo en sus etapas pauliciana y bogomila, el catarismo afirmaba una dualidad creadora (Dios y Satanás) y predicaba la salvación mediante el ascetismo y el estricto rechazo del mundo material, percibido por los cátaros como obra demoníaca.


La plaza fuerte del catarismo.

Los cruzados de Simón de Montfort tomaron Carcasona en agosto de 1209. La ciudad, que había sido un baluarte del catarismo, pasó a la Corona francesa con las tierras circundantes.
Cuentan que un 16 de marzo de 1244, más de doscientas personas perdieron la vida en la enorme hoguera prendida a los pies de la fortaleza de Montsegur. El imponente castillo que se alza en dicha localidad del Midi francés fue el último reducto de los cátaros, la comunidad que sufrió una de las mayores persecuciones de la Plena Edad Media, la llamada cruzada albigense o cruzada cátara. Este grupo, considerado por la Iglesia católica como una peligrosa secta herética, llegó a convertirse en un poderoso aliado de la nobleza occitana en su pugna por el poder con la realeza y los grandes señores feudales del resto de Francia. Si a ello sumamos su particular y transgresor mensaje religioso, así como el profundo arraigo que alcanzaron en determinadas regiones de Europa entre los siglos X y XIII, cabe esperar que su historia se convirtiera tarde o temprano en un apasionante objeto de investigación. Sin embargo, la escasez de fuentes y la visión romántica e idealizada con que han pasado a la posteridad dificultan la labor de discernir entre la historia y la leyenda, a la que trataremos de contribuir con este breve recorrido histórico.
El origen y expansión de su fe.

Cuentan que un 16 de marzo de 1244, más de doscientas personas perdieron la vida en la enorme hoguera prendida a los pies de la fortaleza de Montsegur. El imponente castillo que se alza en dicha localidad del Midi francés fue el último reducto de los cátaros, la comunidad que sufrió una de las mayores persecuciones de la Plena Edad Media, la llamada cruzada albigense o cruzada cátara. Este grupo, considerado por la Iglesia católica como una peligrosa secta herética, llegó a convertirse en un poderoso aliado de la nobleza occitana en su pugna por el poder con la realeza y los grandes señores feudales del resto de Francia. Si a ello sumamos su particular y transgresor mensaje religioso, así como el profundo arraigo que alcanzaron en determinadas regiones de Europa entre los siglos X y XIII, cabe esperar que su historia se convirtiera tarde o temprano en un apasionante objeto de investigación. Sin embargo, la escasez de fuentes y la visión romántica e idealizada con que han pasado a la posteridad dificultan la labor de discernir entre la historia y la leyenda, a la que trataremos de contribuir con este breve recorrido histórico.
El exterminio de los cátaros
El holocausto de la iglesia católica en la edad media
Una creencia paralela a la de la iglesia cristiana y que cumplía lo que realmente decían los textos sagrados no le hacía mucha gracia al papado ni congeniaba con los verdaderos propósitos de la iglesia cristiana romana.
Fue entonces mediante cartas de algunos reyes, y sobretodo mediante el visto bueno de la iglesia cristiana y la comunidad papal de aquel entonces cuando comenzó el exterminio de esta creencia hereje.
En el Concilio de Reims (1148), puede que se refiriera a ellos cuando acusa de cómplices a aquellos que dejen residir a los herejes en sus dominios. El Concilio III de Letrán (1179), articula medidas contra ellos y contra quienes tengan tratos con ellos, mientras que en 1163, Eckbert, abad de Schönau, escribía ya los Trece Sermones contra los Cátaros.
En julio de 1209, en Béziers murieron cerca de 30.000 personas, fue toda una matanza en la que ni los mayores, niños ni mujeres se salvaron. Raimond Roger Trencavel, mandó reorganizar nuevamente a sus vasallos dentro de la fortaleza. En agosto de 1209, la ciudad cayó en manos de Montfort.


CONTINUARA - DEDICADO A Victor A. Padilla Nieto.
"NON NOBIS"
GS