domingo, 29 de abril de 2018

LA CABALLERÍA DE LOS EJÉRCITOS MUSULMANES


Los musulmanes pronto se dieron cuenta de la importancia de la caballería, en el siglo VIII no había muchos jinetes, y los peones eran transportados en mulas. Almanzor, cuadillo de Al-Hakem, consciente de la importancia de la caballería estableció la primera yeguada militar en la Península, situándola en almunya o almunia Amiriya cerca de Córdoba, donde se cuenta que tenía más de 2.000 yeguas seleccionadas y se completaba con las Caballerizas Califales en las que tenía 2.000 caballos, dispuestos en dos cuadras a la orilla del río, frente al Alcázar. En cada casa había 10 instructores (arif), cada uno de los cuales tenía a su cargo 100 caballos; los cuidaban, eran alimentados en su presencia, y procuraban reemplazar los inútiles a fin de que se estuviesen siempre preparados, por si ocurría repentinamente alguna cosa a que fuese necesario acudir prontamente. Cuando había que hacer alguna expedición parecían uno solo.
Ziyad Ibn Aflah, caballerizo del califa y zalmedina de Medina Azahara, ensalza la calidad de los potros que anualmente se concentraban en la almunia Amiriya, procedentes del destete de las más de 3.000 yeguas que tenía el califa en las marismas, junto a 500 sementales, en un claro paralelo con la posterior Saca de las Yeguas.

También se establecieron de equitación en los campamentos militares donde se enseñaba todo lo concerniente al caballo y recibían instrucción. Este interés repercutió en los tratados dedicados al caballo, que solían incluir apartados para la buena monta y el dominio del animal, detalles sobre cómo darle las órdenes, la correcta colocación de las diferentes armas, la interpretación de los sonidos del animal, o consejos sobre el mejor cuidado para un mayor rendimiento en las lides, todo ello con gran profusión de detalles.

Fuente las Cantigas de Alfonso X
Los jinetes ligeros llevaban varias azzagayas o jabalinas, y arcos que lanzaban el enemigo en sucesivas cargas. Los pesados llevaban lanza (rumh) de hasta 5 metros. Podía atarse el pañuelo de una mujer como pendón, una idea árabe típicamente romántica, que más tarde se extendió a la Europa medieval. Los jinetes árabes llevaban dos espadas, una espada corta árabe y una hoja más larga herencia de la caballería sasánida, también podían llevar hacha de arzón de doble filo (tabarzin de tabar que es hacha y zin que es caballo) y algunos una maza (dabbus).
Los jinetes montaban a la jineta, con sillas coceras que eran muy planas y casi sin borrenes, sus estribos estaban más recogidos, más apropiadas para la caza y las carreras.

La proporción entre infantería y caballería fue variando con el tiempo, en los primeros siglos seria 1/1 dado que las aceifas o razzias estaban compuestas en su mayoría por jinetes. Posteriormente paso a 3/1 y al finalmente 6/1 cuando la caída de Granada, debido a que las operaciones eran de asalto de ciudad en ciudad fortificada.

Según Ben Hayyan, la cifra de los jinetes que formaron parte de la expedición estival contra Galicia, dirigida por Abderramán, hijo del emir, se dividía así: el cantón de Elvira, suministró 2.900; Jaén, 220; Cabra, 1800; Baga (Priego), 900; Tacorona, 297; Algeciras, 290; Écija, 1.200; Carmona, 185; Sidonia, 6.790; Málaga, 2.600; Fahs al-Ballut, 400; Morón, 1.400; Todmir, 156; Ravina, 106; Calatrava y Oreto, 38. Hay que añadir a tales cifras el número de cordobeses que participaron igualmente en la expedición.
Para la campaña de 1.002 (la última que realizó), Almanzor reunió 46.000 jinetes y 26.000 infantes, sin contar la impedimenta.
Entrada creada originalmente por Arre caballo! el 2015-04-01. Última modificacion 2017-06-05.

ECV