sábado, 7 de abril de 2018

"FUEGO"

En el sufismo, la imagen del fuego va asociada a la combustión interior, al crecimiento espiritual. 
El fuego, en todos sus aspectos (llama, chispa, relámpago, vela, etc.), es un símbolo recurrente en la poesía persa y urdu (`Attār, Rumi, Hāfez, `Urfi) y constituye uno de los elementos más importantes de la poesía indo-persa tardía (Qāleb). 
Así, `Abd al-Rahmān Ŷāmi (m. 898/1492) se pregunta: «¿Qué es el fuego? Disciplina ascética» 
Pero sobre todo se trata de la llama del amor del fuero interno. De esta forma, según el célebre verso de Ibn `Arabi, el corazón del místico es «¡un jardín de llamas rodeado!»
Entre el fuego y el agua se halla el amante. Sin embargo, el amor puro no tiene sitio para la volición personal: con anterioridad al maestro andalusí, el sufí de origen persa Abu Bakr Shebli afirmaba: «Amor es el fuego en el corazón, que todo lo consume salvo la Voluntad del Amado». 
Expresado en los bellos versos del gran poeta persa Hāfez Shirāzi:
Os digo: no cejaré hasta alcanzar mi deseo:
que se una mi alma al Alma de mi alma o el alma deje a mi cuerpo.
Abre mi tumba y observa, cuando haya muerto,
cómo humea mi sudario por el fuego que yo albergo.

Para Rumi, el fuego es el símbolo de la aniquilación en las llamas del Amor divino. Pero el Amor (`eshq) es también agua: es un infinito océano. El amor es celoso, es una llama que quema la forma externa; más aún, que lo quema todo, excepto el Amado
Si el frío se hace rebelde, pon leña en el fuego,
¿te apiadas de la leña? ¿es la madera mejor, o el cuerpo?
La madera es la imagen de la aniquilación, el fuego es el amor de Dios:


Autor: Antoni Gonzalo Carbó
Revista Sufi
quema los ídolos, ¡oh alma pura!

ECV