domingo, 29 de abril de 2018

EL EJERCITÓ NAZARÍ

El ejército nazarí se caracterizaba por la mezcolanza, influidos militarmente por cristianos y africanos, al igual que la caballería ligera castellana debía mucho a su homóloga granadina.
Muhammad ibn Nasr (1.232-38) más conocido como “Al-Hamar” o “El hijo del Rojo” (por el color de su barba), el primer rey nazarí, consolidó los dominios del reino de Granada, estableció el esquema básico del que sería el ejército del reino. En el reino Nazarí de Granada el estamento noble estaba formado por dos grupos: el autóctono y el foráneo. El autóctono estaba formado los antiguos terratenientes, que tenían grandes posesiones y extensos señoríos; vivían holgadamente, a veces hasta con lujo. 
El foráneo lo integraban las familias nobles que se habían visto obligadas a emigrar de los territorios ocupados por los cristianos; sus miembros se veían obligados a buscar empleo en la corte y malvivían cuando no lo alcanzaban. Ibn al-Ahmar enroló a los foráneos en el ejército granadino; por eso éste estaba formado inicialmente por dos cuerpos de milicias: uno permanente y asalariado, formado por los nobles y capitaneado por el rey, y otro, la Muttavia, de mercenarios temporales (hasan) reclutados para una determinada empresa y en el que se alistaban los guerreros de toda condición social granadinos o emigrados.
Ejército nazarí siglo XIV: 1 oficial; 2 jinete,
3 infante voluntario del norte de África


Al ejército se le denominaba como unidad yaish y englobaba elementos de caballería e infantería, distinguiendo entre el ejército regular o yund, y la guardia palatina que era en la que confiaban principalmente los reyes granadinos, compuesta por renegados, llamados mamálik por los granadinos y elches por los cristianos y esclavos. Hacia finales del siglo XV esta tropa bien adiestrada contaba con 700 hombres que eran considerados las tropas de élite. El ejército nazarí tendría sus principales bases en Granada, donde se acantonaba el grueso del ejército real nazarí, y tambieén en Málaga, Guadix y Ronda.
Jinetes nazaríes (zenetas) patrullando por las faldas de
Sierra Nevada. Autor Augusto Ferrer-Dalmau

Reclutamiento
En época de actividad guerrera se recurriría a un sistema se levas entre la población local hispanomusulmana, como sucedió en el reinado de Muley Hacén cuando los granadinos trataron de recuperar Alhama. Aunque no disponemos de documentación que precise fehacientemente el sistema nazarí de reclutamiento, no es aventurado suponer que la población estuviera obligada a prestar servicio militar en caso de necesidad, estando formadas por cualquier varón mayor de edad y capaz de combatir y ordenadas por grupos sociales:
Artesanos, comerciantes, religiosos o burgueses acudían con sus monturas como tropas auxiliares y caballería ligera de reserva.
Los campesinos que actuaban como infantería de reserva aportando a arqueros, honderos, lanzadores de venablos y especialmente ballesteros, muy respetados por sus enemigos por su fama de diestros tiradores con este arma.
Por otra parte se encontraban los destacamentos destinados a custodiar la frontera o ath-thagr y las fortificaciones como la de Loja (Lawxa), Vélez-Málaga (Ballis), Setenil y que eran conocidos como zegríes, zanetas o gomeres, casi todos norteafricanos venidos de tribus conocidas como los Masmuda, Zenetes (tambien llamados Zenatas o Zeneta,s Zanatas o Iznaten), Gumara o Gómeres o los Banú al-Sarrax o Abrencerrajes, liderados por un miembro de la nobleza o jassa, así como por “voluntarios de la fe”, una especie de eremitas-guerreros que venían a ejercer la Yihad o Guerra Santa contra los cristianos.
Sin embargo, cuando no había guerra declarada, al ejército nazarí le quedaban dos opciones: realizar una razzia adentrándose en territorio cristiano, frecuentemente en primavera y verano, o acercarse a la frontera, arrasar un pueblo e incluso tomar un castillo.
Tamaño del ejército
Durante la crisis castellana entre Pedro I y Enrique II, Muhammad V declaró la Guerra Santa y el ejército granadino cobró especial importancia en la recuperación de plazas como el Burgo, Priego, Iznájar, Utrera, las razzias sobre Jaén, Ubeda, Baeza (1.367) o contra Córdoba. En aquella ocasión, el ejército movilizado fue de 7.000 jinetes, 80.000 peones, de ellos 12.000 eran ballesteros.
Ateniéndonos a las noticias que nos da Mármol, parece que el número que llegó a alcanzar el ejército nazarí fue de 8.000 jinetes y más de 75.000 ballesteros, y que sólo en las Alpujarras podían reclutarse hasta 50.000 hombres.
Organización del ejército
La máxima autoridad del ejército era el rey, encabezando a las tropas, como el caso de Yusuf I en la batalla de El Salado o de Boabdil cuando fue capturado en 1.483 mientras comandaba el ejército en Lucena. El zabalmedina era la máxima autoridad militar, sólo por debajo del rey.
Era jefe del ejército del país y responsable de mantener el orden dentro de las fronteras, así como su defensa. El visir o wazir, ministros y los secretarios o hayib también podían comandar el ejército, de ahí que se produjesen tantas luchas de poder y guerras civiles dentro del reino nazarí. Por debajo estaban los arraeces y los alcaides o al-qaid que ostentaban el poder militar en las tierras fronterizas, equiparados al walí o gobernador, por su alta estima moral, jurídica y religiosa. Habitualmente estos cargos suponían la tenencia de castillos y guarniciones. A su mando estaban los al-urafa o alarifes, subalternos encargados de grandes unidades del ejército, y los an-nazirin o inspectores.
Las unidades se seguían organizando en:
Raya o estandarte (brigada), formado por 5.000 soldados, bajo el mando de un amir.
Alam o bandera (batallón), formado por 1.000 soldados al cargo del caíd.
Liwá o gallardere (compañía), de 200 soldados liderados por el naqib o capitán.
Banda o banderín, (sección) compuesto por 40 soldados dirigidos por un arif o alarife.
Uqda o guión (escuadra) compuesta por 8 hombres al mando de un nazir.
La caballería nazarí
Sus efectivos devieron oscilar entre 7.000 y 8.000 jinetes, de los cuales la mitad estaban en la capital. Utilizaban solo un caballo. Desde el comienzo de la dinastía nazarí hasta comienzos del siglo XIV, en el reino de Granada convivieron dos corrientes militares: la imitación de los ejércitos cristianos por un lado y la de origen hispanomusulmán con influencias orientales y magrebíes. Con la llegada del siglo XIV, las tropas nazaríes sufren el influjo berberisco, debido sin duda al apoyo recibido por el sultanato benimerín y voluntarios de origen bereber, introduciéndose el uso del estribo corto y la monta “a la jineta” (con las piernas dobladas, lo que implicaba una silla de montar especial sin arzón alto) frente “a la caballera” cristiana (con las piernas rectas con silla de arzón alto), se cubre con cota de malla y posteriormente con petos y espaldares, sin portar una armadura completa como los castellanos.
Daban más importancia a las panopilas norteafricanas como el escudo llamado daraqa o adarga, la creación de unidades de caballería ligera que sustituirán a las de caballería pesada y tácticas militares propias de las tribus del Magreb. Los jinetes también emplearon ballestas.
La infantería nazarí
Era la mayoria del éjército, estaba compuesta por unos pocos profesionales, pero la mayoria eran a tiempo parcial, reclutados cuando la situación lo requería, la mayoría eran ballesteros siendo muy diestros en el manejo de este tipo de arma.
La táctica de infantería estaba copiada de los cristianos, consistente en poner en primera fila a los soldados de a pie con grandes escudos, lanzas largas e incluso dardos penetrantes. Con la rodilla hincada en tierra, se preparaban a aguantar la embestida con las lanzas, mientras los de las filas de atrás lanzaban todo tipo de proyectiles, como vierotes, dardos, flechas e incluso piedras. Colocada detrás en los flancos, la caballería estaba dispuesta a saltar entre ellos una vez que los infantes habían atacado al enemigo.

En época de Muley Hacén y Boabdil trajo la aparición de la figura del espingardero, un soldado con una pequeña arma de fuego primitiva, anterior al arcabuz, que participó activamente en la defensa de las poblaciones asediadas por los Reyes Católicos y que a menudo fueron citados por los cronistas cristianos. Su primer uso está documentado en la batalla de Egea (1.394) posiblemente con armas de fuego capturadas a los castellanos.
Todos los soldados recibían su soldada o ratib en mizcales de oro, así como una parte proporcional del botín que obtuvieran en la guerra, en función de su grado militar y su actuación en la contienda, estando reservado 1/5 del total al monarca nazarí.
La artillería nazarí
No hay que olvidar tampoco la existencia de una artillería rudimentaria en el ejército nazarí desde el siglo XIV, estando documentados en los asedios de Huescar (1.324) y Algeciras (1.344), el uso de una especie de protoartillería que comenzó funcionando con nafta para terminar arrojando bolaños (o pellas) de piedra gracias a los llamados “truenos de fuego“.
En época de la conquista de Granada, veremos que esta artillería, que hasta ahora había sido ligera y apenas se había desarrollado, comienza a tenerse más en cuenta en detrimento de la caballería y la infantería que hasta ahora tenía más protagonismo militar.
Las fortalezas nazaríes
El sistema defensivo del reino nazarí, su recia arquitectura militar,fue el elemento más importante para el mantenimiento del reino y del estado, junto a los elementos militares de la frontera interior y los económicos que aportaba la frontera marítima, y aquellos otros que procedíandel interior del reino.
Almeria (Al-Mariya) medieval con sus arrabales
 (ar-rabad) amurallados, a la izquierda al-Hawad,
a la derecha al-Musala; en el centro al-Medina y
más elevado al-Cazaba.

Los reyes nazaríes no abandonaron en ningtin momento el mantenimiento de sus fortalezas fronterizas o interiores. En ellas descansaba la seguridad del reino. Jalonaban la línea de la frontera y, elevadas sobre emplazamientos estratégicos, vigilaban los caminos de acceso al interior, por donde se producían las incursiones cristianas.
En general, eran de planta irregular y adaptadas a la topografía de su emplazamiento. miento. Eran de diferentes proporciones: desde el pequeño castillo roquero o de vigilancia, otros eran cabeceras de distritos (Iqlm), y por tanto, que respondían a unidades administrativas del reino; muchos de ellos eran a la vez grandes y florecientes ciudades (hisn y madina qasr al-Hasin), como Lorca, Guadix, Comares, Antequera y otras muchas. La mayoría tenían un término territorial, que era cultivado por colonos, los cuales vivían en sus barrios o arrabales (ar-rabad), protegidos por la fortaleza, que en los momentos de gran peligro abría sus puertas a la población campesina, atemorizada ante la razzias, estos castillos solían tener fuerzas de caballería lígera. Y finalmente estaban las grandes fortalezas de las capitales de las antiguas coras, como las de Málaga, Almería y Granada, que disponían de al-cazaba (la alcazaba o fortaleza), al-medina (la medina) que era el centro de la ciudad y los arrabales (ar-rabad) o barrios periféricos algunos de los cuales estaban amurallados. Estas ciudades fortalezas disponían de una guarnición fija importante con caballeria para acudir en auxilio de zonas amenazadas.
Tenían una flota de barcos ligeros armados en corso y distribuidos por el mar Mediterráneo; los tripulan generalmente mercenarios, incluso almogávares, que realizaban incursiones por el litoral de los países cristianos y en los lugares próximos a aquél, apresando a sus habitantes, hombres y mujeres. Luego regresaban con estos cautivos a tierra musulmana, conduciéndoles a Granada, presentándolos al sultán que se quedaba con los que quería. Su misión esencial era el cuidado y la vigilancia del litoral granadino: Almuñécar, Málaga, Almería y Algeciras tenían las principales atarazanas del reino, y el puerto por excelencia del Mediterráneo en el siglo XI V era el de Málaga.
Los enfrentamientos con las nuevas armadas argonesas y castellanas mucho más potentes la mermaron y el el siglo XV no se puede considerar importante. En la batalla del Estrecho, fue la marina de los benimerines o meriníes la que llevo la mayor parte de la acción, también Aragón prestó ayuda de marina, al ser solicitada por los granadinos en los tratados que con ellos habían hecho. Aún así, los barcos granadinos realizaron algunas incursiones en las costas cristianas con cierto éxito, e, incluso, intervinieron en favor de los castellanos en un momento determinado en que estos tenían querellas con Aragón.
Entrada creada originalmente por Arre caballo! el 2015-04-01. Última modificacion 2017-06-05.

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