sábado, 3 de marzo de 2018

SOBRE LAS FIESTAS PAGANAS Y EL CRISTIANISMO

LAS FIESTAS PAGANAS QUE EL CRISTIANISMO HA ASIMILADO COMO EL YULE (NAVIDAD)
El día del 21 de diciembre es una fecha muy especial, tiene lugar el solsticio de invierno: la noche más larga del año, el momento que marca el final de la oscuridad y la llegada de la luz. Es un momento mágico, celebrado por muchas culturas desde la Edad del Hierro, y quizás antes. En el Norte, donde la oscuridad es aún mayor y el frío también, el solsticio de invierno significaba el triunfo de la vida sobre la muerte. Era un momento de celebración recogida, las familias y los amigos se reunían ante el fuego para celebrar que estaban vivos y para recordar a los que se habían quedado por el camino. Era el Yule.

En la festividad de Yule, una celebración que podía durar varias semanas en torno al solsticio de invierno, se colocaba bajo techo un árbol que recordaba el Yggdrasil, el Gran Fresno de cuyas ramas penden los Nueve Mundos, incluyendo el de los hombres.
Se sacrificaba una cabra en honor a Thor (el dios de trueno nórdico conducía un carro tirado por dos machos cabríos de los que podía alimentarse y siempre revivían). La cabra era una ofrenda y terminó convirtiéndose en un símbolo de esta fiesta pagana, la que portaba las ofrendas.
Si todo esto que os cuento os resulta familiar (una fiesta con la familia y los amigos reunidos junto a un árbol, comiendo cordero y ofreciendo regalos) es porque la Navidad procede de esta fiesta pagana llamada Yule.
En la Biblia nunca se cita la fecha del nacimiento de Jesús,es más, según cálculos basados en los datos aportados por los fuentes de la época,escritos gnosticos y alguna fuente "no oficial" podemos señalar que Jesús debió nacer en Agosto,concretamente el día 21. Pero cuando el cristianismo comenzó a hacerse fuerte en el Imperio Romano hubo que elegir un día concreto para conmemorarlo.
Al igual que ocurrió con muchas otras celebraciones paganas (el solsticio de verano-San Juan, el equinocio de primavera-Pascua, Samhain-La noche de todos los Santos) los cristianos asimilaron las festividades locales del solsticio de invierno para fijar el nacimiento de Jesús: Yule en las tierras de los ‘bárbaros’ y la Saturnalia (una fiesta pagana en honor a Saturno) en el caso del Imperio Romano, que justo culminaba el 25 de diciembre con Natalis Invictis Solis, el nacimiento del sol invencible.
Parecía lógico que Jesús, que había venido al mundo para librar a la humanidad de la oscuridad, naciera en una fecha tan señalada como el solsticio de invierno, en el que la vida triunfa sobre la muerte.




















AC