martes, 13 de marzo de 2018

LAS GÁRGOLAS

La gárgola tiene como primera función reconducir el agua que cae sobre el tejado de la iglesia, a fin de que no se infiltre directamente dentro de los muros. Es una misión puramente práctica.
Pero, además, en el plano simbólico, se tiene en cuenta en aplicación sistemática de la ley de los contrarios. Las gárgolas representan siempre animales monstruosos o personajes deformados por el peso de sus pasiones o de sus vicios. Así, la iglesia está considerada para arrojar al exterior todos los híbridos monstruosos nacidos de los pensamientos y de las malas intenciones de los hombres. Y los modillones románicos no tienen otra función. 
Los personajes eróticos y grotescos de los modillones de Moussages o de Mauriac, por ejemplo, nos reenvían a nuestra propia "lubricidad".
El campanario y los tejados reciben el agua del cielo que al caer sobre el santuario se carga de toda la energía emitida por las plegarias de los peregrinos y las misas de los fieles. El edificio por su forma, capta y amplifica esta fuente antes de retransmitirla. El agua que saldrá de los hocicos monstruosos de las gárgolas será entonces, en sentido propio, vibrada y portadora de informaciones estabilizadoras. Ella se extenderá por todo alrededor y llevará infiltraciones de paz y de amor a todo el contorno, y en primer lugar, a todos los muertos del cementerio que generalmente rodeaba a la iglesia.


MAB