domingo, 25 de febrero de 2018

POBLAMIENTO Y POBLACIÓN EN TERRITORIOS TEMPLARIOS

Por las circunstancias observadas y las inherentes al territorio extremeño, los dominios templarios se centralizaron sobre espacios prácticamente despoblados, si exceptuamos los puntos fortificados y un número ciertamente reducido de establecimientos aldeanos dependientes de las fortalezas conseguidas hasta la década de 1250.Efectivamente, las dificultades económicas y geo-estratégicas que imponían inicialmente la conquista y repoblación se manifestaron en un reaprovechamiento de las infraestructuras poblacionales dejadas por los musulmanes así como de la red viaria en puntos concretos de elevado tránsito. En este sentido, no podemos atribuirle al Temple la fundación de poblaciones nuevas, al menos de entidad suficiente al margen de castillos y asentamientos rurales, aunque sí es producto de su presencia e interés la revitalización de aquellos lugares donde establecieron sus dominios. Otra cuestión será la labor repobladora que emprenderá y que culminará, en el caso de Jerez de los Caballeros, en asentamientos de una apreciable densidad demográfica a pesar de la despoblación total sufrida tras la huida de los musulmanes. El poblamiento rural, entendido como poblamiento efectivo y síntoma de una ocupación eficaz, se muestra en esta dirección con total claridad y de ello tenemos muestras en la confluencia de jurisdicciones entre Badajoz y el Temple al sur de Extremadura donde la Orden se aseguró la posesión de una serie de aldeas.
A pesar de ser una encomienda a la que se vinculaban la práctica totalidad de los castillos leoneses de la tierra de Coria, las permutas que se inician con el reinado de Alfonso IX la reduce sustancialmente ; es por ello que no conocemos nada de la labor repobladora emprendida por los templarios en este espacio. Sin embargo, ésta debió existir a tenor de las noticias que nos llegan hacia 1257 a causa de la conflictividad mantenida con alcantarinos. En dichas referencias aparecen citados por vez primera como pequeños asentamientos rurales los lugares de Benavente de Sequeros y Peñas Rubias.No obstante, no siempre fue de esta forma y así se manifiesta en 1292 cuando, debido a un conflicto de términos con el concejo de Plasencia, se recogen noticias sobre la necesidad de tierras que poseía la Orden debido al aumento de la población residente en la encomienda. Esta realidad se percibe en el documento suscrito por Sancho IV en el que se precisa que las tierras invadidas iban a ser destinadas a labores agroganaderas.Estos son quizá los únicos datos fiables que poseemos sobre esta encomienda referente al asentamiento poblacional hasta la disolución de la Orden.
En la Baja Extremadura el paisaje poblacional posee una naturaleza distinta. Capilla es la encomienda que más dilata el proceso de asentamiento poblacional. La relativa despoblación de esta zona debemos coligarla a los intereses económicos de vinculados a la ganadería.Una muestra clara de la despoblación de la encomienda la tenemos en el documento de donación de Capilla de 1236 donde se señala que “exceptuando las heredades y lugares que parecieren útiles y a propósito para labrarse, se cultiven, pero las demás heredades se conserven incultas y por romper para pastos y estremos de los ganados”. En 1310 se le conocen ligadas las poblaciones de Garlitos, Siruela, Sancti Spitirus, Poblachuela, Almorchón, Cabeza del Buey y Garbayuela. Con todo, la encomienda en 1315, cuando fue donada a la Orden de Alcántara y ésta le concedía carta de población en la que se otorgaban privilegios a los que vinieren de nuevo a poblar, mostraba evidentes síntomas de despoblación que sólo podían ser subsanados emprendiendo una política de exenciones y franquicias habituales en otros tiempos, es decir, en tiempos de la frontera : “que ssean ffranqueados et quitos de todos los pechos que viniessen a la nuestra tierra ssalvo dela moneda forera del rey si viniesse a la tierra. Et esta franqueza e merçed les ffasemos dessta Ssanta Maria de Agosto primera que viene dela era desta carta ffasta en çinco annos”.
No ocurre lo mismo en la poderosa encomienda de Jerez de los Caballeros, con centro en la villa del mismo nombre, y Ventoso.Los intereses ganaderos debieron existir, pero sin duda no se sobrepusieron a los derivados de un asentamiento poblacional estable, como lo demandaban la ubicación de la villa en un punto importante del entramado viario que conectaba el sur de Badajoz con Andalucía y Portugal y su población residente. En esta área sí que podemos hablar de un intento serio de repoblación si tenemos en consideración la extensión de privilegios forales que servían de llamamiento y reclamo a la población cristiana, así como el número de poblaciones integradas en los dominios comendatarios de la villa. La respuesta al llamamiento hecho a los pobladores debió nutrir demográficamente en una primera oleada los lugares que se incluyen en este bailiato como son los castillos de Ventoso, lugar al que la Orden concedía términos en 1271, Burguillos del Cerro, fundado posiblemente por la Orden en algún momento anterior a 1255 sobre un lugar inicialmente despoblado,Fregenal y Alconchel, conquistado en 1171 y quizá incluido en los dominios templarios con seguridad en 1248 ; y los asentamientos rurales de Higuera de Vargas, Cheles (1256), Villanueva del Fresno, Villanueva de Barcarrota, Olivenza, Táliga, Oliva (denominada en las fuentes como Granja), Bodonal, aldea que junto a Higuera fueron los primeros asentamientos vinculados a dicha encomienda, y Valencia de Mombuey.Por datos relativos a etapas posteriores se puede señalar que la red de poblamiento de la Orden en esta zona está completa cuando se produce la disolución a comienzos del siglo XIV.
La dinámica poblacional en la que circunscriben los territorios templarios es similar a la detectada para el resto del territorio extremeño, pero salpicada de características propias que llegan impuestas por realidades geo-políticas e intereses particulares de la Orden. Así, coincidiendo con el reinado de Sancho IV, el aumento de núcleos poblacionales se alterna con un significativo incremento de noticias alusivas a la transformación y adaptación del medio natural a las necesidades de las nuevas poblaciones. Este crecimiento demográfico debido a los continuos aportes de población foránea y no tanto al presumible crecimiento vegetativo de la población ya asentada, se desprende de noticias como la delimitación de términos del Ventoso en 1271 en la que se nos hace relación de un medio poco transformado pero que como muestra la población de Fregenal en 1309-1312, cedida a Gonzalo Sánchez Troncones, contaba con “su castillo et con sus aldeas e con todos sus terminos et con todas sus pertenencias”.
Los datos recogidos en la escasa documentación disponible nos permiten afirmar la desigual densidad demográfica de estos espacios. Todo parece indicar que las zonas limítrofes con la sierra de Huelva muestran grados de humanización inferiores a los observados para otras áreas de la provincia pacense y sólo se constatarán cambios sustanciales avanzado el siglo XIV, cuando se documenta un aumento generalizado de la población en la totalidad del ámbito extremeño. Así, hacia 1327 se recogen instantáneas en las que puede observarse una paulatina transformación del medio y un paisaje agrario más complejo “do vos la mi casa del Ventoso con todos sus derechos et sus heredamientos, assy casas et vinnas et tierras como prados et pastos et pasturas”. Noticias similares se documentan en 1346 cuando Gómez Calderón cambia a la Orden de Santiago las villas de Valencia del Ventoso y Fregenal señalando que lo hacía con “casas e viñas e prados e pastos e dehesas e tierras e molinos”.
En concordancia con el aumento poblacional y la modificación del medio se revela un crecimiento poblacional avalado por otras realidades : la fundación de iglesias que alcanzaron el estatus de parroquias en el último tercio del siglo XIII. Son las iglesias pertenecientes a las poblaciones de Olivenza, Táliga y Villanueva de Barcarrota que posteriormente se reintegraron al concejo y obispado de Badajoz, tras una polémica intervención de la Corona a favor de los intereses de la ciudad.Este aumento de asentamientos rurales es constatado por un hecho de no menor significación y es que en el ámbito urbano se detecta un crecimiento demográfico de características similares al rural, es decir, lento pero efectivo. La muestra más clara de las tendencias de crecimiento poblacional la representa la villa de Jerez y su tierra. La villa propiamente dicha, edificada con antelación a la fortaleza de origen templario y cuya extensión intramuros es de 150.000 metros cuadrados de superficie con un plano perfectamente adaptado a la morfología del territorio en el que se ubica, comienza a desbordarse iniciándose el siglo XV. La existencia de heredades, casas, y otras propiedades localizadas extramuros que conocemos a través de numerosas compraventas realizadas en la segunda mitad del siglo XIV por familias judías al que será el primer conde de Feria, anuncian esta realidad.
Con todo, la situación que reina en los dominios templarios nos llega definida por el escaso poblamiento y las relativas densidades demográficas existentes, más evidente cuanto más presentes están algunos problemas relacionados con la proximidad de la frontera. La situación de relativa despoblación se mantendría tras los establecimientos fronterizos acordados con el vecino reino de Portugal y sólo el cambio de jurisdicción de algunas de estas poblaciones que pasaron al señorío laico en las primeras décadas del siglo XIV, debió surtir un efecto positivo ya que incluso anteriores intentos realizados por la Orden resultaron infructuosos.Esta debe ser la consecuencia de que lugares como Fregenal, integrados originalmente en los dominios templarios, no cuenten a comienzos del siglo XV más que con dos parroquias, Santa María y Santa Ana.

JMZ