martes, 27 de febrero de 2018

PARTE FINAL DEL PERGAMINO DE CHINON

Bula Vox in Excelso, emitida por el propio Papa Clemente V el 22 de marzo de 
1312, confirmada por la Bula Ad Providam de 2 de mayo de 1312. 
En ambas se declara la disolución definitiva de la Orden. 
Processus contra Templarios viene a establecer que:
1. El Papa Clemente V no estuvo convencido de la culpabilidad de la Orden
del Templo.
2. La Orden del Templo, su Gran Maestre Jacques de Molay y el resto de los templarios arrestados, muchos de ellos ajusticiados posteriormente, fueron absueltos por el Santo Padre.
3. La Orden nunca fue condenada, sino disuelta, fijando la pena de
excomunión a quien quisiera reeditarla. 

4. El Papa Clemente V no creyó en las acusaciones de herejía y por ello
permitió a los templarios ajusticiados recibir los Sacramentos, a pesar
de lo cual, fueron ajusticiados en la forma en que la jurisdicción
canónica establecía para los herejes relapsos (aquellos que después de
confesar, se echan atrás en sus confesiones).
5. Clemente V negó las acusaciones de traición, herejía y sodomía con las que el Rey de Francia acusó a los templarios, no obstante lo cual,
convocó el Concilio de Vienne para confirmar dichas acusaciones.
6. El proceso y martirio de templarios fue un “sacrificio” para evitar un
cisma en la Iglesia Católica, que no compartía en su gran parte las
acusaciones del Rey de Francia, y muy especialmente de la Iglesia
francesa.
7. Las acusaciones fueron falsas y las confesiones conseguidas bajo
torturas. A la vista de los documentos históricos cabe resumir que, aunque el Papa Clemente V intentara en su fuero interno evitar la condena a los templarios, su debilidad frente a Felipe IV de Francia hizo que continuara con el proceso de 
disolución de la Orden. Este proceso de disolución acaba en 1312. Recojamos en este punto lo que la bula Ad Providam, que no ha sido al día de hoy derogada, dice al respecto: 
"... Hace poco, Nos, hemos suprimido definitivamente y perpetuamente
la Orden de la Caballería del Templo de Jerusalén a causa de los
abominables, incluso impronunciables, hechos de su Maestre, hermanos y otras personas de la Orden en todas partes del mundo... Con la
aprobación del sacro concilio, Nos, abolimos la constitución de la Orden,
su hábito y nombre, no sin amargura en el corazón. Nos, hicimos esto no mediante sentencia definitiva, pues esto sería ilegal en conformidad con las inquisiciones y procesos seguidos, sino mediante orden o provisión apostólica."


AC