martes, 27 de febrero de 2018

MANOLE, EL CONSTRUCTOR


Al Nordeste de Bucarest se encuentra un pueblo llamado Curtea de Arges, nadie pasaría por allí si no fuera por que al fondo de su calle principal se encuentra una preciosa Basílica Episcopal del siglo XVI. 
Este monumento está marcado por una leyenda, y su protagonista es Manole, su maestro constructor. El rey de la época mandó a construir una iglesia completamente diferente de todas las de esa zona y Manole fue quien aceptó el cargo. Construían y construían pero la basílica no avanzaba. Al pasar la noche, todo aparecía derrumbado. Creyendo que alguien les desafiaba y destrozaba lo construido investigaron por la zona, hasta que uno de los pastores que vivía por allí, le dijo a Manole que el lugar estaba maldito.
Manole, muy supersticioso, no podía dejar de pensarlo y buscando una solución, intentó que el rey cambiara el lugar de la construcción, pero no hubo manera, y este amenazó con quitarle la vida a él y sus 9 ayudantes si no la construían rápido. Manole pensaba y pensaba, hasta que una noche, fue la solución la que llegó hasta él, como un sueño. En el sueño, Dios le decía a Manole que la solución para que la Basílica se construyera sin más impedimentos suponía un gran sacrificio, la primera persona conocida por ellos que se acercara aquella mañana a la Basílica debía ser emparedada para darle alma al edificio, y alejar así, todas las maldiciones.
Por la mañana antes la desesperación del maestro y su miedo ante el rey, Manole expuso su sueño a sus nueve discípulos, quien eran igual de supersticiosos que él, y aceptaron la macabra propuesta. Tuvieron tan mala suerte que la primera persona conocida que apareció fue Ana, la mujer de Manole, al acercarse los discípulos, empezaron a rodearla con ladrillos y ella pedía en broma que la dejaran en paz, hasta el momento en que la taparon por completo. A partir de ese instante, la iglesia comenzó a construirse sola, con una rapidez asombrosa durante los tres días que Ana lloró para que la dejasen salir.
Sin embargo, el día de la inauguración, el maestro y sus aprendices le enseñaron la Basílica al rey, y subieron a lo más alto para enseñarles todo su trabajo. Éste, no dejaba de halagar su resultado y les preguntó con malicia si eran capaces de construir otra Basílica más bonita. Ellos, orgullosos, le dijeron que sí, confiando en sus posibilidades, y el rey enfurecido les quitó las escaleras para que no pudieran bajar y así no construir ninguna otra que se le pareciera o igualara. Desesperados a morir de hambre y sed, se construyeron unas alas de Icaro para saltar planeando hasta el suelo. Pero todos murieron en el intento, y cuando cayó Manole, brotó una fuente de agua como premio por el duro sacrificio realizado… A pesar de que su último dia de vida se había terminado por completo, aún hoy se siguen escuchando las quejas y llantos de Ana pidiendo a Manole, que la deje salir.


AC