jueves, 22 de febrero de 2018

LOS ALMOGÁVARES

"Estas gentes que se llaman Almogávares no viven más que para el oficio de las armas. No viven ni en las ciudades ni en las villas, sino en las montañas y los bosques y guerrean todos los días. Soportan condiciones de existencia muy duras que otros no podrían soportar. Que bien pasarán dos días sin comer si es necesario o comerán hierbas de los campos sin problema.
Los adalides que los guían conocen el país y los caminos. Y no llevan más que una gonela o una camisa, sea verano o invierno, y en las piernas llevan unas calzas de cuero y en los pies unas abarcas de cuero; traen buen cuchillo y buen correa y un eslabón en el cinto. Y trae cada uno una buena lanza y dos dardos, así como una panetera de cuero a la espalda, donde portan sus viandas.
Son muy fuertes y muy rápidos, para huir y para perseguir; y son catalanes y aragoneses y sarracenos."
Bernat Desclot, "Libre del rei en Pere e dels seus antecessors passats", cap. LXXIX.
Fueron tropas de choque, espionaje y guerrilla presentes en todos los reinos cristianos de la península ibérica a lo largo de los siglos XIII y XIV. Su origen es árabe aunque el significado del nombre no está claro pudiendo significar "el que provoca algaradas" (المغاور al-mugāwir) ó "arrogantes" (لمتجبر al-mutjabar).
El primer uso del término refiere a pequeños grupos armados dedicados al saqueo y los ataques sorpresa. Se originaron a causa de la Conquista musulmana de la península que derivo en el desplazamiento de mucha gente hacia las montañas. Estos pastores se tuvieron que organizar en bandas de salteadores y penetrar en los dominios enemigos en busca de lo necesario para la supervivencia. Tras muchas generaciones llevando este nuevo tipo de vida a la que le habían empujado los invasores se formó un auténtico espíritu guerrero en estas comunidades de pastores, de forma que acabaron por no saber vivir de otra manera que no fuera haciendo la guerra. Además, era mucho más cómodo ganarse la vida con asaltos de pocos días, que trabajando duramente todo el año.
Se dedicaban permanentemente a la guerra, no como profesión sino como forma de vida, la remuneración se basaba en el saqueo y en la venta o rescate de prisioneros, la frugalidad y la resistencia a las fatigas.
Eran tropas de choque que combatían a pie, con armas ligeras, generalmente con una de lanza corta (azconas), descrita como un chuzo afilado o un simple palo con un pincho de hierro, dos venablos que arrojaban con tanta fuerza que perforaban los escudos enemigos, un cuchillo largo (llamado coltell) y a veces un pequeño escudo redondo como única defensa.Con el tiempo también sumaron ocasionalmente un cubre cabezas (capells de rets) y cota de malla. Su arma principal era el alfanje, especie de espada corta que llevaban colgando de una correa. Llevaban un grueso cinturón de cuero, calzas de cuero ajustadas en las piernas y calzaban abarcas de cuero. En un zurrón llevaban provisiones, para 2 o 3 días, aunque por su tradición de lanzar correrías en territorio enemigo estaban acostumbrados a sobrevivir comiendo hierbas por igual periodo de tiempo.Además siempre llevaban consigo una buena piedra de fuego (pedernal), además de yesca, con la que antes de entrar en batalla solían golpear sus armas, por lo que estas echaban unas enormes chispas, que unidas a sus terribles gritos, aterrorizaban a sus enemigos.
Solían combatir en grupos autónomos y pequeños, de cinco a quince hombres, cuando efectuaban incursiones de frontera, ya que contaban con la sorpresa. En tiempo de guerra abierta, los grupos se hacían más numerosos y encontramos menciones de veinte o treinta compañeros por grupo.
Los almogávares fueron considerados como una de las mejores infanterías de su época. En una época donde la caballería era el arma predilecta de los ejércitos y donde el modelo del ideal caballeresco era el mítico a seguir, los almogávares utilizaban el terreno a su favor, luchaban de noche, iban siempre de pie y no usaban coraza, lo que les daba una gran movilidad.
Su importancia fue disminuyendo con el paso de tiempo. Los almogávares dejaron de ser la infantería de choque que habían sido y fueron convirtiendo en contingentes mucho más reducidos, usados para tareas especiales, que hoy en día diríamos de comandos: tareas de exploración a la vanguardia de los ejércitos, infiltración en el terreno enemigo para espiar, vigilancia de caminos y pasos, y de los alrededores de los campamentos militares, tareas de correos si las comunicaciones eran peligrosas, intercepción de los correos y los convoyes de avituallamiento del enemigo, etc. Para todas estas tareas, los almogávares poseían cualidades naturales afinadas por la experiencia: coraje, astucia, decisión, fácil orientación sobre el terreno, resistencia y ligereza para caminar por la montaña y de noche si era necesario, capacidad para interpretar rastros y seguirlos o para identificar ruidos sospechosos durante la noche.
Todas las guerras del siglo XIV vieron aún contingentes de almogávares incorporados al ejército, aunque las cifras fueron disminuyendo poco a poco.

Una agrupación de almogávares muy destacada por sus hazañas fue conocida como la Gran Compañía Catalana, creada por Roger de Flor, (ex-caballero templario y antiguo oficial de cetrería del Emperador Federico II Hohenstaufen), a principios del Siglo XIV contratada por los bizantinos para combatir contra los turcos.

AC