domingo, 18 de febrero de 2018

LA LEYENDA DE LA "ESPADA DE DAMOCLES"

Muchas veces utilizamos esta expresión cuando preveémos un peligro real o un problema muy importante si acometemos una acción determinada... Pues bien, esta expresión proviene de esta maravillosa leyenda que algo de realidad tiene históricamente:

Damocles era un cortesano que vivía bajo la tutela del rey Dionisio el Viejo, un hombre cruel y despiadado que vivió en el s. IV a.C., y que gobernó Siracusa de forma severa e implacable.
Damocles era un adulador del rey, y en el fondo sentía una enorme envidia de Dionisio el Viejo... Envidiaba sus banquetes, su modo de vida, el respeto que se había ganado con mano de hierro entre sus súbditos...En definitiva, el poder que el rey poseía.
Tanta era la envidia y la codicia de Damocles, que no podía mantenerse callado ante otros cortesanos, y comentaba y criticaba constantemente a Dionisio.
Como no podía ser de otro modo, todos estos comentarios llegaron a oídos del rey, y se propuso dar un tremendo escarmiento tanto a Damocles como a otros cortesanos que osaran siquiera pensar en usurpar su trono.
Reunió a todos sus cortesanos para que su "golpe de efecto" tuviese mayor impacto, y anunció que iba a cambiar su rol de rey con Damocles, de tal forma que Damocles esa noche iba a gobernar la mesa y a sentir lo que era ser Rey...lo que Dionisio sentía constantemente siendo Rey.
Y así fue...Damocles se sentó en la gran mesa presidiendo la misma, y Dionisio el Viejo ocupó el lugar en el que siempre se sentaba Dionisio.
Damocles estaba felíz. No paraba de dar órdenes constantes a unos y otros sirvientes...Comió opíparamente, bebió ostentosamente, estuvo rodeado de bellas mujeres que le adulaban sin descanso... Pero en una de esas veces que tanto reía, alzó la cabeza y comprobó que sobre ella, a una altura de unos trés metros sobre la misma, pendía una afilada espada, sujeta al techo únicamente por un pelo de crín de caballo.
De repente...enmudeció, se dió cuenta de que ya no le estaba sentando bien lo que había comido y bebido hasta ese momento, e incluso apartó súbitamente a algunas de esas bellas mujeres que hasta ese momento habían buscado su compañía...Un sudor frío recorrió su cuerpo y, levantándose de la silla presidencial y casi chillando, suplicó a Dionisio que le cambiase el sitio, pues no quería seguir sentado en el lugar del Rey.
Dionisio el Viejo, astuto, había urdido el ardid contra Damocles para enviar una señal de advertencia a él y al resto de sus cortesanos.
"UN REY VIVE SIEMPRE CON UNA ESPADA SOBRE SU CUELLO, CON EL MIEDO DE SER TRAICIONADO INCLUSO POR SUS MAS ALLEGADOS......... SI ES ESO LO QUE DESEÁIS, ADELANTE, PERO SI FALLÁIS SERÁ ESA MISMA ESPADA LA QUE ACABE CON VUESTRAS VIDAS".

Mis agradecimientos al profesor Antonio Hernández González

RADF