domingo, 25 de febrero de 2018

GUADALAJARA: UNO DE LOS SIETE SECRETOS TEMPLARIOS

Entre los cursos del Alto Tajo y la frontera con Aragón, los templarios hallaron en Guadalajara tierras feraces donde instalarse. A las huellas que dejaron por Albalate de Zorita, Zorita de los Canes, Peñalver y Torija se suman en la región atencina la ermita de Santa Coloma de Albendiego, con la cruz octopuntada en las tracerías del ábside, y la iglesia de San Bartolomé de Campisábalos, adornada por un friso agrícola en el que los neumas del románico rural esparcen salmodias por la arquitectura negra.

En la capital arriacense, las Relaciones Topográficas de Felipe II y los cronistas del siglo XVII datan los orígenes del convento de San Francisco a comienzos del XIII, cuando por empeño de la reina doña Berenguela, señora de Guadalajara y madre de Fernando III el Santo, se construyó un monasterio para el Temple.
Al disolverse la orden, las infantas Isabel y Beatriz, hijas de Sancho IV y también señoras de Guadalajara, donaron el lugar a los frailes.

Fuente : El País.

MJMT