viernes, 16 de febrero de 2018

EL ÁRBOL DE LA VIDA EN LA TRADICIÓN EGIPCIA

La diosa Nut, es reconocida con un árbol, el sicómoro, que salvaguarda y alimenta. Su poder reside en sus bulbos extremadamente arraigados en la tierra, desde allí absorbe el agua y se eleva al cielo ejerciendo como eje del mundo
La comprensión de este símbolo es muy recóndita pues los actos mágicos y la humanidad se unen, copiando la mayoría de las veces la representación de algún objeto y entrelazándolo a deidades según las tipologías de cada caso. Los antiguos egipcios no intentaban imitar el entorno sino dar vida y forma a esas circunstancias y exponerlas bajo disímiles apariencias en las que se contiene la auténtica particularidad.
En sus mitos sobre la Enéada (nueve dioses; Atum, Shu, Tefnut, Nut, Geb, Isis, Osiris, Neftis y Seth) formaban el origen de IUNU (conocida por el nombre griego de Heliópolis) la primera pareja divina , además de Shu y Tefnut (agua y aridez) y Geb y Nut (tierra y cielo ), fueron Isis y Osiris. 
Según el mito manaron de LA ACACIA DE SAOSIS, que los egipcios creían era el “árbol de la vida”, describiéndolo como “el árbol en el que se enclaustraba la vida y la muerte”.
Posteriormente se contaba cómo Seth mató a Osiris, colocándolo en un ataúd, y arrojándolo al Nilo
Este árbol según muchas leyendas no solo egipcias es la ACACIA.
La representación de “Nut” (sicomoro) es la de una diosa-árbol, coligada a Hathor, Nut e Isis y está emparentada a la entrada del inframundo.
También era conocida como “la Dama del Sicomoro”.
Implica una eficacia mágica que considera la representación como un real, comunicante de dimensiones y como claro eje de unión entre los planos inferiores y superiores.
Los orígenes de todos las leyendas del origen del mundo se basan en el análisis de los mecanismos de la naturaleza. Estos métodos son invariables y su unión a disímiles deidades es una prueba de esa combinación de acercamientos hace que se sincreticen las distintas divinidades convirtiéndose en una totalidad única con diversas manifestaciones. dándole un valor de totalidad. La “dama del Sicomoro” pertenece al período osiríaco vinculando a Ra/Osiris, por lo que la diosa que personifica el sicomoro es Hathor, “señora de la montaña tebana”, Nut–Hathor “la vaca celeste” e Isis “madre de Horus”, Todas ellas emisarias celestes, la residencia de Horus o la señora cósmica.
“La unidad en la diversidad y la diversidad en la unidad”. Aunque aparentemente son distintos rostros, todo conforman parte de la manifestación UNA y ÚNICA
Su madera se asocia a Nut como “madre celeste”, esta madera es la que se utilizaba para los sarcófagos y en ellos, en la parte interna, se tallaba a Nut, así el difunto regresaba al seno materno.
En textos más alegóricos se habla de las propiedades médicas de la savia su savia, para realizar numerosos remedios
Los egipcios percibían el desierto como un terreno hostil, mientras el jardín simbolizaba, el orden y la seguridad.
En las tumbas se pintaban en sus muros jardines y árboles sagrados para el disfrute del difunto en la otra vida. Estos árboles como el sicomoro, eran esenciales, le daba alimento y protección al fallecido y lo ayudaban en su tránsito hacia otro plano.
En concreto, era un componente fundamental para salir del Inframundo y lograr la eternidad.
Era vida y renacimiento, su crecimiento era eterno.
Representa el instante mitológico del montículo original, donde surgen las primitivas arboledas y se posa el sol precedentemente a su elevación, lo mismo ocurre en el momento en que ascienden los alientos de los muertos.
Posiblemente el sicomoro era considerado como un portal, en el cual se exteriorizaba y transfiguraba el alma del fallecido. En muchos sepulcros se halla esa reseña sobre este árbol como la entrada o salida a la presencia de Ra y Apis, emergiendo de la montaña.
Evidentemente es una simbología del proceso de transformación del difunto luego de haber transitado un segmento del sendero e iniciar la metamorfosis. Además de representar vigor de existencia y las aguas primigenias, teniendo una clara sugerencia de fecundidad y su correspondencia con el desbordamiento anual del Nilo.
El agua y nutriente que la diosa Nut brinda es para los difuntos y los dioses. siempre derrama el “agua de vida” para transfigurar el alma y dar la eternidad. Esta agua es en realidad la savia del árbol para nutrir a las almas que se aproximan.
Los egipcios elaboraban vino de la savia de las palmeras datileras, haciendo un corte por debajo de las ramas. Seguramente también lo hacían con el sicomoro. la savia se empleaba en la momificación como un líquido para depurar los cadáveres. Evidentemente para ellos esta sangre del arbol tenía poderes mágicos.
Su savia es de color blancuzco y si el árbol es la propia diosa, su arquetipo es el de la madre que alimenta a sus hijos con leche. Árbol con tonalidades turquesas relaciona la entrada a los ‘planos celestes, ya que sus matices son desde el azul claro hasta el verde.
La turquesa representa el cielo, las estrellas, la fundación primigenia por lo que encarna la existencia
Tiene lazos solares con Amón Ra, el verde se asocia a la tierra, a Gueb y el azul al cielo, a Nut. Al ser este árbol turquesa y o sea un azul-verde, ratifica ese tránsito por las entrañas del mundo inferior (verde) y la llegada al cielo (azul). Es por lo tanto un paradigma de vida en el Más Allá, un retorno al origen.
Es un lazo entre los diversos planos y refleja claramente la vinculación sideral de perenne rediseño.
Es la imagen de la creación, del orden del caos en una época mitológica plasmada en el mundo.

AC