miércoles, 10 de enero de 2018

SOBRE JESÚS Y MARÍA MAGDALENA

Dos mil años después de que Jesús, Juan y María vivieran sus vidas extrañamente significativas en una remota provincia del Imperio romano, millones de personas siguen creyendo en la crónica de los Evangelios. Para ellas, Jesús era Hijo de Dios y de una virgen, y sucedió que encarnó como judío; Juan el Bautista fue su precursor e inferior espiritual, y María Magdalena una mujer de dudosa reputación a quien Jesús sanó y convirtió.
La Orden del Temple descubrió un panorama muy diferente en sus años de excavaciones en el Templo de Salomon.
Jesús era hijo de Dios y "el enviado de Este", ni fue de religión judaica aunque tal vez sí étnicamente judío. Todo apunta a que predicó un mensaje foráneo en el país donde montó su campaña e inició su misión. El Pais del pueblo de su Dios, Egipto y de ahí que la Orden, mantuvo viva en los círculos internos el legado egipcio unido al Jesús del amor del Padre universal y la Madre tierra.
No obstante, cabe destacarse, que sus contemporáneos vieron en él a un adepto de la magia egipcia, criterio que también expresa el Talmud de los judíos.Quizá no eran más que rumores maliciosos, pero varios eruditos y en particular Morton Smith admiten que los milagros de Jesús guardan notable parecido con el repertorio habitual del típico mago egipcio. Además fue entregado a Pilato bajo la acusación concreta de ser «un malhechor», es decir en términos jurídicos romanos, uno que echaba maleficios.
Juan no reconoció a Jesús como Mesías. Quizá lo bautizó, puesto que era uno de sus discípulos, y tal vez éste ascendió de entre las filas hasta convertirse en el segundo de a bordo. Algo salió mal, sin embargo: Juan cambió de parecer y nombró segundo y sucesor a Simón el Mago. Poco después Juan fue muerto.
María Magdalena era una sacerdotisa del culto a Isis, fue compañera de Jesús en una pareja ritual, lo mismo que Helena lo fue de Simón el Mago. La naturaleza sexual de su relación queda explícita en muchos de los textos gnósticos que la Iglesia no permitió fuesen incluidos en el Nuevo Testamento. Era también «Apóstol de Apóstoles» y una prestigiosa predicadora, que incluso fue capaz de reanimar a los decaídos discípulos después de la Crucifixión. Pedro la odió porque odiaba a todas las mujeres, y ella tal vez huyó a las Galias porque temió lo que él pudiese hacerle. Y aunque no podamos saber con exactitud cuál era el mensaje, lo cierto es que debió de tener poco que ver con el cristianismo tal como ahora lo conocemos. Magdalena fue cualquier cosa menos una predicadora cristiana o prostituta como quiso hacer ver la Iglesia Catolica para enteras que el cristianismo no es mas que la evolución de la religión ancestral del antiguo Egipto.
Hic Et Nunc.