La influencia de la alquimia en la ciencia de la Edad Moderna se manifiesta
en la obra del físico Robert Boyle, del médico William Harvey o del filósofo y
matemático Gottfried Leibniz, quienes estuvieron influenciados por las
tradiciones alquímicas en un momento en que las fronteras entre la magia y
ciencia todavía no estaban delimitadas con la rigidez actual.
No obstante, ninguno
de ellos llegó tan lejos en este arte como Isaac Newton; la impresionante
producción científica de Newton, entre la que se encuentra la Ley de
Gravitación Universal o el descubrimiento del cálculo diferencial e integral,
palidece ante el volumen de su producción alquímica, unas dos mil quinientas
páginas manuscritas, hasta el punto que el famoso economista Keynes lo denominó
‘el último de los magos’ tras hacerse
con sus manuscritos en 1936.
Newton
consideraba que el orden del Universo estaba encerrado en secretos que se
podían desvelar mediante la razón, si se atendía a leer los signos que Dios
había ocultado en la naturaleza y si se entendían los símbolos que los grandes
pensadores de la Historia habían incluido en sus obras. Para Newton, la
alquimia era más un camino para llegar a Dios que para alcanzar el dominio de
naturaleza en beneficio del hombre.
Newton, grabado de 1795 de Wiliam Blake en el que el autor
intenta expresar la dualidad ante el materialismo científico puro al situar al
científico siguiendo la pautas bíblicas del cálculo
Revista Memoria, Historia de cerca.