martes, 30 de enero de 2018

HOMOSEXUALIDAD EN LA BIBLIA

Las referencias directas a las prácticas homosexuales en la Biblia son relativamente escasas. Tradicionalmente los judíos y los cristianos han interpretado estos pasajes como prohibiciones morales de toda forma de práctica homosexual, pero algunos exégetas modernos consideran estos pasajes interpretables y los contextualizan en las sociedades en las en que se produjeron.
Algunos pasajes de la Biblia mencionan abiertamente esta condición y sus principales repercusiones en la doctrina judía. Tales pasajes se han tomado como leyes inquebrantables, sin tener muy en cuenta la verdad acaecida en sus escritos. Muchas interpretaciones modernas consideran un error tomar literalmente este tema, tal como aparece en la Biblia. Errores de traducción, interpretaciones arcaicas, entre otras, son causa de la aversión y desprecio hacia los homosexuales.
ANTIGUO TESTAMENTO
Los capítulos 18 y 20 del Levítico contiene los siguientes versículos:
- Levítico 18:22: "No te acuestes con un hombre como si te acostaras con una mujer. Eso es un acto infame".
- Levítico 20:13: "Si alguien se acuesta con un hombre como si se acostara con una mujer, se condenará a muerte a los dos, y serán responsables de su propia muerte, pues cometieron un acto infame".
Tradicionalmente los dos versículos han sido interpretados como una prohibición total de las prácticas homosexuales, pero interpretaciones modernas apuntan a que el asunto no es tan evidente, porque están al final de una serie de leyes que regulan el incesto hombre/mujer y por lo tanto pueden interpretarse como una extensión de la prohibición al incesto hombre/hombre.
NUEVO TESTAMENTO
En la epístola a los romanos, 1:26-27, Pablo de Tarso escribe:
"Por eso, Dios los ha abandonado a pasiones vergonzosas. Incluso sus mujeres han cambiado las relaciones naturales por las que van contra naturaleza; y, de la misma manera, los hombres han dejado sus relaciones naturales con la mujer y arden en malos deseos los unos por los otros. Hombres con hombres cometen actos vergonzosos y sufren en su propio cuerpo el castigo de su perversión."
Estos versículos se han descrito como «La referencia bíblica más importante respecto al debate de la homosexualidad». Además es la única mención bíblica a la homosexualidad femenina, aunque algunos han argumentado que sólo prohíbe la homosexualidad masculina. Tradicionalmente ha sido la base de la condena de todas las prácticas homosexuales por ser la referencia más explicita e inequívoca. Sin embargo, esta referencia que Pablo hace en romanos tiene un significado lógico sin estar condenando la homosexualidad. Primero, Pablo utiliza la palabra "dejando"; los hombres dejaron su gusto natural por las mujeres y las cambiaron por hombres, lo que se estaría refiriendo a esos hombres, heterosexuales, que tomaron a otros para satisfacer su propio placer. Además la condena sexual que Pablo escribe en Romanos comienza desde el versículo 24: "Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos". 25: "Ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén." Y luego viene el versículo 26 en el cual habla de las mujeres y el 27 sobre los hombres.
En la primera epístola a los corintios, 6:9-10, Pablo dice:
"¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios".
Este versículo también es objeto de controversia por motivos lingüísticos. La palabra traducida como «afeminados y homosexuales» durante siglos ha representado un desafío para los traductores e intérpretes y ha sido traducida de diversas maneras como «los que abusan de sí mismos con otros hombres», «sodomitas» , o «los hombres que practican la homosexualidad».
El término original arsenokoitēs, (arrhēn = macho) (koitēn = cama, con connotación sexual); es un término muy inusual, y que no se había usado anteriormente para referirse a la homosexualidad porque en la cultura griega se usaba la palabra androkoitēs. El uso por Pablo de esta palabra es su primer registro y sólo vuelve a aparecer en la Biblia en la primera epístola a Timoteo, 1:9-10.
En el 35 el filósofo Filón utiliza la palabra arsenokoitēs en un escrito refiriéndose a la prostitución sagrada, mientras que la literatura cristiana posterior usa la palabra variablemente referida a la prostitución, el incesto, la violación, sin un significado único claro. Por ejemplo en un tratado sobre pecados sexuales atribuido al patriarca Juan IV de Costantinopla, en un párrafo que trata sobre el sexo con coacción y no reproductivo, aparece el término en una frase que tendría que traducirse como «De hecho, muchos hombres cometen el pecado de homosexualidad con sus mujeres». Por ello el significado del término arsenokoitēs permanece oscuro y ambiguo.
Muchas son las dudas que salen a flote en este tema. Sin embargo, el hecho de tomar las citas antes mencionadas para recriminar una condición propia de una comunidad en particular recae en una discriminación sin bases fundamentadas, ya que, ante todo, son personas con igualdad de derechos.