viernes, 5 de enero de 2018

¿EL SANTO GRIAL EN VALENCIA...? - LOS OTROS SANTOS GRIALES

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Los otros Santos Griales.
En la catedral de Valencia se conserva un Santo Cáliz cuya autenticidad se ve cuestionada ahora por la investigación de Leónabc.
«La copa que la comunidad cristiana de Jerusalén en el siglo XI consideraba que era el cáliz de Cristo, se encuentra ubicada en la Basílica de San Isidoro de León». Así lo demuestra «sin lugar a dudas» la exhaustiva investigación científica llevada a cabo durante tres años por los historiadores Margarita Torres y José Miguel Ortega del Río,recogida en el libro «Los reyes del Grial».
Dos pergaminos egipcios originales fechados en el siglo XIV señalan que el cáliz fue enviado al rey de León Fernando el Grande o el Magno en el siglo XI, después de haber sido saqueado de la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén, donde había permanecido hasta entonces y desde el siglo IV. La Copa fue trasladada a León desde Denia, cuyo emir había respondido a la llamada de socorro lanzada desde Egipto durante una terrible hambruna, según esta investigación.
El Santo Grial «es tan solo la parte superior del cáliz» de doña Urraca, formada por dos mitades de cerámica unidas en el centro por una «manzana» mandada fabricar por la misma Urraca como custodia del cáliz que quiso adornar con sus propias joyas.
La falta de una esquirla apoyaría la argumentación de estos historiadores. Se cree que cuando Saladino cedió al traslado del Santo Grial exigió quedarse con una esquirla y uno de los pergaminos hallados en Egipto apunta a que al cáliz de Cristo le falta una, la misma de la que adolece el cáliz de Urraca.
Sus pesquisas desmontan, según la medievalista Margarita Torres, la supuesta autenticidad de algunos de los 200 Santos Griales «localizados». Éstos son algunos de los más afamados:
El Santo Cáliz de Valencia
Antonio Beltrán, catedrático de Arqueología de la Universidad de Zaragoza, analizó concienzudamente en 1960 la reliquia de aspecto medieval y ricamente trabajada que conserva la capital valenciana desde 1424 y concluyó que está formada por tres partes de distintas épocas. El Santo Cáliz sería la parte superior, una taza de ágata de origen oriental de entre los años 100 al 50 antes de Cristo y que, según Beltrán, «bien pudo estar en la mesa de la Santa Cena y ser la que Jesucristo utilizó».
Según la tradición, el cáliz empleado por Jesucristo en la Última Cena fue conservado por la Virgen María junto con la Sábana Santa, la corona de espinas, los clavos de la crucifixión y la lanza. Las reliquias fueron repartidas entre los apóstoles y el cáliz correspondió a San Pedro, que lo llevó a Antioquía y después a Roma, donde fue usado por los primeros Papas para la Eucaristía. A partir de ahí la pista se pierde.
Una de las leyendas cuenta que el Papa Sixto II encargó a su diácono San Lorenzo hacia el año 258 que protegiera la reliquia, codiciada por el emperador romano Valeriano, y éste la habría llevado a Huesca. A partir del año 713, el cáliz de piedra habría sido escondido en los Pirineos por la invasión musulmana y tras su construcción, en el monasterio de San Juan de la Peña (Huesca). En 1399, la copa fue trasladada a Zaragoza y en 1424 llevada por Alfonso V el Magnánimo a Valencia, a cuya catedral fue donada en 1437.
La Copa de Hawstone Park
Según los romances artúricos medievales, el Santo Grial fue llevado hasta Gran Bretaña por familiares o descendientes de José de Arimatea, que habría utilizado el cáliz para recoger la sangre de Cristo tras la crucifixión. Tras años de búsqueda, el investigador británico Graham Phillips aseguró en 1995 que había encontrado el Sagrado Vaso en el desván de una casa de campo situada en la localidad de Rugby, propiedad de Victoria Palmer. Esta joven es heredera del historiador Thomas Wright, que habría escondido la copa en el siglo XIX en la base de una estatua con un águila de piedra hecha para tal fin en Hawkstone Park junto a misteriosas palabras en inglés y cifras romanas. Un nieto de la mujer de Wright, Walter Langham, habría descifrado el código y recuperado en 1920 el Grial, una pequeña copa de ónice verde de unos cinco centímetros que posiblemente date de la época romana. «Mi bisabuelo quería que permaneciese en la familia pero, que yo sepa, nunca dijo por qué», dijo Victoria Palmer al conocer la noticia.
El Vaso de Nanteos
De madera de olivo, fue escondido entre las paredes de la abadía de Glastonbury tras su llegada de Roma y trasladado por los monjes a Nanteos, en Gales, en época de Enrique VIII. Durante la Edad Media se le atribuyeron propiedades curativas por lo que hoy está desgastado por su uso. Richard Wagner acudió a verlo a la iglesia de Nanteos en 1855 poco antes de escribir «Parsifal». Los expertos tienden a descartarlo, puesto que «los judíos usaban para el vino un material que no fuera poroso», según la historiadora y experta en el Santo Cáliz Janice Bennett.
El Sacro Cátino
El cuenco hexagonal de un verde brillante transparente, se exhibe en el museo del Tesoro de la catedral de San Lorenzo en Génova. Durante años se creyó que había sido esculpido de una enorme esmeralda, lo que cuadraba con la creencia de los caballeros templarios, aunque ahora se sabe que es de vidrio soplado egipcio. Su leyenda cuenta que durante la primera Cruzada, los soldados genoveses que participaron en la toma de Cesarea encontraron el plato en el que se creía que Jesús comió en la Última Cena en un templo construido por Herodes el Grande.
El cáliz de Ardagh
Encontrado por dos jóvenes en 1868 en un campo de patatas en la localidad de Ardagh (Irlanda) y conservado actualmente en el National Museum de Dublín, los expertos consideran este cáliz del siglo VII, como una obra maestra de la orfebrería irlandesa.
El caldero de Gundestrup
Fechado en el siglo II a.C. Se encontró en el pantano danés de Gundestrup en 1891. Está compuesto por 13 placas de plata y se lo relaciona actualmente con las culturas célticas de la Europa Central. Propiedad del Museo Nacional de Copenhague, su simbología se ha asociado a las leyendas artúricas del Grial.
El cáliz de Antioquía
Esta copa de plata labrada pertenece a la Colección Cloister del Metropolitan Museum de Nueva York, que la fechó entre los años 350 y 500 después de Cristo. Un grupo de anticuarios sirios compraron en 1912 esta copa que habrían desenterrado campesinos en un pozo de Siria, aunque una investigación llevada a cabo en 1985 aseguró que se trataba de una falsificación.
La copa es doble, son una de plata sin ninguna inscripción, la que se sospechó que podría ser la utilizada por Cristo, envuelta en otra repujada con relieves que representan a Jesucristo, dos veces, y sus apóstoles entre vides.