domingo, 28 de enero de 2018

EL CRAC DE LOS CABALLEROS

KRAK DES CHEVALLIERS
EL BASTIÓN DE LOS CRUZADOS
Ubicado en el actual territorio de Siria, cerca de las costas del Mediterráneo y de la frontera con Líbano, las monumentales murallas de Krak des Chevaliers, o el Crac de los Caballeros, se alzan imponentes dominando una colina que despunta más de seiscientos metros de altura sobre el desierto. 
Esta fortaleza, cuya construcción original se inició por orden del emir de Alepo sobre el año 1031, acogió a los Caballeros Hospitalarios, más conocidos como la Orden de Malta, entre los años 1142 y 1271. Durante más de un siglo, los hospitalarios alzaron en este emplazamiento una de los baluartes defensivos mas imponentes de la época, considerado como el más perfecto y eficaz ejemplo de fortificación medieval, así como el más sólido bastión defensivo de Tierra Santa, que resistió al menos doce asaltos por parte de los musulmanes.
Este majestuoso castillo, conocido por los árabes como Hisn al Akrad o "el castillo de los kurdos", pues la primera fortificación erigida en este emplazamiento fue ordenada por el emir para albergar una guarnición de soldados kurdos, fue capturado por primera vez para los cristianos por Raimundo IV, conde de Tolosa, en el año 1099. Raimundo había luchado previamente en la Reconquista española, siendo uno de los cabecillas más importantes de la Primera Cruzada, además de ser el caballero más anciano y acaudalado de esta santa expedición. Esta antigua fortaleza de Hisn al-Akrad fue abandonada por Raimundo y sus hombres antes de proseguir su marcha hacia Jerusalén, que tras un asedio que comenzó el 7 de junio, cayó en manos de los cruzados el 15 de julio de 1099. Una vez que los cruzados consiguieron acceder al interior de las murallas de la ciudad santa, masacraron a prácticamente todos los habitantes de Jerusalén. Una matanza que se prolongó durante la tarde, la noche y la mañana del día siguiente, donde fueron asesinados musulmanes, judíos y cristianos de forma indiscriminada. Uno de los hombres que participó en aquella masacre, Raimundo de Aguilers, cronista de la Primera Cruzada, nos dejó la siguiente descripción de lo ocurrido: «Maravillosos espectáculos alegraban nuestra vista. Algunos de nosotros, los más piadosos, cortaron las cabezas de los musulmanes; otros los hicieron blancos de sus flechas; otros fueron más lejos y los arrastraron a las hogueras. En las calles y plazas de Jerusalén no se veían más que montones de cabezas, manos y pies. Se derramó tanta sangre en la mezquita edificada sobre el templo de Salomón, que los cadáveres flotaban en ella y en muchos lugares la sangre nos llegaba hasta la rodilla. Cuando no hubo más musulmanes que matar, los jefes del ejército se dirigieron en procesión a la Iglesia del Santo Sepulcro para la ceremonia de acción de gracias».
Un año después de la terrible matanza de Jerusalén, Tancredo, príncipe de Galilea y regente del Principado de Antioquía, recuperó la fortaleza de Hisn al Akrad para los cruzados. Tres décadas después, ya en el año 1142, Raimundo II, conde de Trípoli, alojó a los Caballeros Hospitalarios en el condado, cediéndoles esta antigua fortaleza ubicada en la carretera de Damasco hacia el mar Mediterráneo, así como otros castillos de menor importancia. La Orden fue tomando un carácter cada vez más militar durante este primera cruzada, creando una élite entre sus militantes. Un grupo de protectores que guardaría la doctrina, las normas y los principios de los Hospitalarios. Estos, eran virtualmente independientes del condado, y frecuentemente responsables de la protección de las fronteras de Trípoli, muchas veces asaltadas por los musulmanes de Damasco.
Durante estos años, los Hospitalarios erigieron este formidable bastión en dos etapas. En primer lugar se construyeron los muros exteriores, provistos de siete torres cilíndricas y un anillo interior conformado por edificaciones de planta cuadrangular, finalizando su construcción aproximádamente en el año 1170. Poco más de tres décadas después, ya en los primeros años del siglo XIII, el castillo fue dañado por dos terremotos, siendo reconstruído en esta segunda etapa hasta tomar su forma actual, contando con un impresionante muro exterior de treinta metros de ancho, lo que sumado a su ubicación sobre la escarpada colina lo convertía en un bastión prácticamente inexpugnable.
Aunque la colina proporcionaba un emplazamiento táctico ideal, la fortificación contaba con dos puntos débiles: la puerta principal y el flanco sur, expuesto a la llanura. Para solventar el problema de la puerta principal, los cruzados decidieron que el acceso a ella se construyera en zigzag, de manera que un posible invasor se expondría durante su asalto al fuego de los adversarios, disponiendo una amplia rampa y un pasaje abovedado que daba acceso al castillo. Para proteger el flanco sur, se alzó un muro de albañilería con tres torres de gran alcance, precedido de un enorme parapeto de mampostería que en algunas zonas alcanzaba los veinticinco metros de espesor. En la más débil de estas tres torres se encontraba la residencia del Gran Maestre de la orden, a la que se accedía a través de una escalera de caracol.
Ante tamaña fortificación, a los asaltantes tan solo les restaba la posibilidad de un prolongado asedio bloqueando las líneas de abastecimiento de la fortaleza, aunque los cruzados también tuvieron en cuenta esta posibilidad durante su construcción. Dispusieron un almacén de 120 metros de longitud, además de otros almacenes adicionales excavados bajo la fortaleza, como depósitos de aceite y de cereales, además de cisternas de agua que se llenaban gracias a sistemas inspirados en los acueductos romanos, permitiéndoles reservar agua y alimentos suficientes para mantener a una guarnición de uno dos mil hombres durante un asedio de cinco años.
El bastión de los cruzados demostró la valía de sus defensores y el ingenio de sus constructores durante numerosos asedios, repeliendo al propio Saladino en el año 1188. Aunque finalmente, fue el sultán mameluco de Egipto y Siria, Baibars, quien consiguió tomar el Crac de los Caballeros el 8 de abril de 1271 empleando la astucia en lugar de la fuerza. En aquel entonces la guarnición de hombres que se encontraba en la fortaleza era escasa, pues un año antes, la Octava Cruzada había fracasado y el envío de ayuda desde el oeste resultaba imposible. Durante varias semanas, las fuerzas de Baibars minaron la torre sudoeste del muro exterior hasta que se derrumbó, sin embargo, cuando los atacantes penetraron en el recinto, se encontraron ante la segunda línea de imponentes fortificaciones cerrándoles el paso. Baibars se negaba aceptar su derrota, así como la posibilidad de sitiar la fortaleza durante años, por lo que según los historiadores árabes, envió una paloma para hacer llegar una carta falsa al castillo. El mensaje supuestamente escrito por el gran maestre de la Orden ordenaba la rendición de la fortaleza, pues no era posible enviar socorro alguno. La orden fue acatada y Baibars obtuvo la fortaleza a través de su ingenioso ardid. Además, concedió caballerosamente a la guarnición un salvoconducto para que se trasladaran hasta Trípoli indemnes. A partir de este momento, la fortaleza de los Caballeros Hospitalarios ha estado en manos de los musulmanes durante siglos, permaneciendo en un excelente estado de conservación hasta fechas recientes.
El Crac de los Caballeros fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2006, integrando un modelo de perfección defensiva, así como la mayor fortaleza de la historia erigida por los cruzados. En la actualidad, lamentablemente, este hermoso baluarte ubicado en la provincia de Homs, conforma el escenario de los encarnizados combates entre las tropas del régimen de Bashar al Assad y los rebeldes respaldados por Estados Unidos. En el verano del 2013, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos confirmó que tres misiles impactaron en la zona como medida de represalia contra los insurgentes que ocupan el castillo, resultando seriamente dañado. Desde el inicio de los combates, la Unesco ha pedido en varias ocasiones a los combatientes que salven el patrimonio cultural del país, que ha sobrevivido a las guerras de los hombres y a los desastres naturales durante siglos, pues el que fue un inexpugnable bastión de los cruzados, pende actualmente de un hilo sobre el abismo de la destrucción.



Fuentes homo-architectus.
Comentario: Los hechos y la supuesta treta son narrados desde la visión de los musulmanes. Desde la visión de los cruzados o de la Orden...¿cuál fué la versión de la caída de la fortaleza y de su rendición?. ¿Tan fácil fué engañar a los caballeros, pese a los medios habituales de seguridad (mensajes cifrados, sellos lacrados del remitente...)?.
Debate abierto en el Grupo de Facebook SIGILLUM TEMPLI, a 28 de enero de 2018.