sábado, 23 de diciembre de 2017

SALOMON

Salomón es un personaje, descrito en la Biblia como el tercer y último rey del Israel unificado (incluyendo el reino de Judá). Es célebre por su sabiduría, riqueza y poder, pues La Biblia’ ‘lo considera el hombre más sabio que existió en la Tierra. Logró reinar cuarenta años y su reinado quedaría situado entre los años 970 a.C. y el 930 a.C. aproximadamente. Construyó el Templo de Jerusalén, y se le atribuye la autoría del Libro de Eclesiastés, libro de los Proverbios y Cantar de los Cantares, todos estos libros recogidos en la Biblia. Es el protagonista de muchas leyendas posteriores, como que fue uno de los maestros de la Cábala. En el Tanaj (libro hebreo, a una versión del cual los cristianos llaman Antiguo Testamento) también se le llama Jedidías. En la Biblia se dice del rey Salomón que heredó un considerable imperio conquistado por su padre el rey David, que se extendía desde el Valle Torrencial, en la frontera con Egipto, hasta el río Éufrates, en Mesopotamia.Tenía una gran riqueza y sabiduría y administró su reino a través de un sistema de 12 distritos. Poseyó un gran harén, el cual incluía a «la hija del faraón». Honró a otros dioses en su vejez y consagró su reinado a grandes proyectos de construcción. La Biblia dice del rey Salomón que era «el más sabio de los hombres», que podía pronunciar un discurso sobre la biodiversidad de todas las plantas, «desde los cedros del Líbano hasta el hisopo que crece en los muros, y animales, y pájaros, y cosas que se arrastran, y peces».

Según el Éxodo, Dios ordenó a Moisés que construyera un Arca. Las instrucciones que Moisés recibió, y que no debieron ser únicamente orales, por cuanto dice: “Mira bien y hazlo fabricar según el diseño que se te ha propuesto en el monte”. El Zohar, obra principal de la Cabala, dedica al Arca de la Alianza casi cincuenta páginas, y ha consignado hasta los más mínimos detalles que pasaron inadvertidos a los ojos de otros narradores. A primera vista podrá sorprender que el Zohar hable del Arca de la Alianza bajo el epígrafe de «El Antepasado de los Días». Pero es evidente que la descripción cuadra con el Arca. En el Zohar, los términos con que fue pasado el encargo del Arca coinciden con el testimonio de Moisés. Éste recibe de Yahveh, el Dios de Israel, instrucciones para la construcción de una caja según especificaciones exactamente detalladas, y con destino al «Antepasado de los Días». El recipiente debía acompañarle con el misterioso «Antepasado» en la travesía del desierto. Lo que sabemos es que el Arca existió. Sobre su tamaño hay diferentes versiones. Y lo que más se discute es su finalidad. Una de las primeras cosas que hizo el Rey David fue trasladar el Arca de la Alianza desde su última ubicación temporal hasta la capital, como preparativo para su emplazamiento en una Casa de Yahveh adecuada, que David planeaba erigir. Pero ese honor, según le dijo el profeta Natán, no sería suyo a cuenta de la sangre derramada por sus manos en las guerras y en sus conflictos personales. El honor, se le dijo, sería para su hijo Salomón. Todo lo que se le permitió hacer mientras tanto fue erigir un altar. El lugar exacto de ese altar se lo mostró a David un «Ángel de Yahveh, de pie entre el Cielo y la Tierra», que señalaba el lugar con una espada desnuda. También se le mostró un Tavnit, un modelo a escala del futuro templo, y se le dieron detalladas instrucciones arquitectónicas, que, llegado el momento, David le transmitió a Salomón en una ceremonia pública, diciendo: “Todo esto, escrito por Su mano, me hizo comprender Yahveh, de todas las obras del Tavnit, se puede juzgar hasta dónde llegaban los detalles de las especificaciones para el templo y sus diversas secciones, así como los utensilios del ritual”.